En países como España o Irlanda, toda referencia a la
necesidad de construir viviendas genera urticaria, pero en otros lugares la
falta de casas es un problema. Por ejemplo, en Londres, donde el alcalde ha
lanzado el mayor plan desde los años 30 del siglo pasado (http://www.london.gov.uk/priorities/housing-land/consultations/draft-london-housing-strategy)
para hacer frente al crecimiento de la población (y de los precios). Lo mismo ocurre
en San Francisco, como explica, con el dramático titulo de «éxodo» The Atlantic (http://www.citylab.com/housing/2013/10/san-francisco-exodus/7205).
The Economist aclara una de las
causas -las empresas que se han mudado a la zona- y advierte de que no hay soluciones
(http://www.economist.com/news/united-states/21591187-californias-new-technological-heartland-struggling-its-success-growing-pains).
Noah Smith, que estudió en la zona y sufrió en sus carnes
las consecuencias, tiene una propuesta: impuestos a la propiedad de la tierra, o
mejor dicho, un impuesto único (http://qz.com/169767/the-century-old-solution-to-end-san-franciscos-class-warfare/),
una idea presente ya en Ricardo o Stuart Mill (http://www.econlib.org/library/Enc/bios/George.html),
pero popularizada por el norteamericano Henry George en el siglo XIX. La idea
es no gravar el trabajo o el ahorro, sino el valor de la tierra. No los bienes inmuebles
que hay construidos, sino el terreno, cuyo valor se establece por la
localización. Matt Yglesias, aunque simpatiza con la idea, cree que no
resolvería los problemas de la ciudad (http://www.slate.com/blogs/moneybox/2014/01/23/land_value_tax_it_s_great_but_it_won_t_save_san_francisco.html).
La propuesta se ha probado muchas veces, y se usa en Australia o Dinamarca
(henrygeorge.org/rem4.htm). ¿Recaudaría? Según algún cálculo, tanto como el 50%
de los impuestos sobre el trabajo y el capital en un año (http://www.slate.com/blogs/moneybox/2013/10/17/land_value_tax_revenue_how_much_can_we_raise_by_taking_unimproved_land.html).
Parte de la argumentación de Smith es que buena parte del
valor de un terreno, hoy, se debe a los servicios públicos de los que se
beneficia por ella. Por eso la localización es clave. ¿Por qué el este de las
ciudades europeas suele ser más pobre? Por el viento, explica Dan Zambonini (http://www.thejanuarist.com/why-are-the-east-of-cities-usually-poorer/).
Durante la revolución industrial los más ricos se mudaron huyendo del humo de
las fábricas.