(Un texto de Pablo Rodriguez Suanzes en El Mundo del 1 de
diciembre de 2013)
El dilema del prisionero es un problema básico de la teoría de
juegos. Scientific American lo explica en un video muy simpático,
sencillo y claro (https://www.youtube.com/watch?v=jUTWcYXVR5w). Básicamente,
trata de estudiar el comportamiento racional. A dos delincuentes, que han sido
detenidos, se les presenta una disyuntiva: si ninguno canta, tendrán una
condena mínima ambos (https://www.ennaranja.com/economia-facil/somos-capaces-de-cooperar-con-nuestro-enemigo-el-dilema-del-prisionero/).
Si uno acusa al otro, obtiene la libertad, mientras que su compañero cumplirá
una larga condena. En El Blog Salmón lo explican con una película de Batman (https://www.elblogsalmon.com/management/el-dilema-del-prisionero-explicado-en-el-caballero-oscuro)
Lo mejor es colaborar, pero...
Vida real. ¿Qué pasa si el dilema se lleva a la vida diaria? Científicos
han hecho experimentos con chimpancés (https://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/03/130319_ciencia_chimpances_estudio_comportamiento_de_cooperacion_estrategica_ch.shtml).
Menusch Khadjavi y Andreas Lange, de la Universidad de Hamburgo, lo han probado
en una cárcel con estudiantes y presas. Y el resultado es interesante: las reclusas
cooperan mucho más que los alumnos en diferentes modalidades del juego (https://www.latimes.com/science/sciencenow/la-sci-sn-prisoners-dilemma-cooperation-20130725-story.html#axzz2m49N1UtQ).
Alberto Aparici nos habla de levadura y explica como aparecieron los comportamientos cooperativos
en biología.