lunes, 22 de marzo de 2021

El "ring" de las finanzas internacionales

(Una columna de Clara Pinar en la revista Tiempo de Hoy del 17 de abril de 2015)

Como en El club de la lucha, analistas y brokers anónimos se baten contra la economía en la web Zero Hedge.

"Primero. El racismo no se á tolerado de ninguna manera en este sitio (...) Cualquier usuario que discrimine contra cualquier raza, religión o creencia será expulsado inmediatamente y sus comentarios serán eliminados del sistema". Al contrario de lo que podría parecer, esta instrucción no precede la entrada a ningún club social. Es el primer requisito, indispensable, para crear una cuenta en la web estadounidense Zero Hedge, que alimenta una cuenta de Twitter del mismo nombre, en la que analistas, traders de materias primas, brokers y exbrokers retirados a las montañas comentan la actualidad de la economía internacional. Sin concesiones ni delicadezas.

A esta primera orden siguen otras siete para completar la entrada, a semejanza de las ocho normas que regían El club de la lucha, la novela de Chuck Palahniuk sobre la particular vía de escape que su protagonista, Tyler Durdeen, montó para que cientos de hombres con vidas más o menos anodinas liberaran adrenalina: liarse a puñetazo limpio hasta que el cuerpo aguantara. Para dejar claro que la semejanza no es casual, su perfil en redes sociales es el nada académico torso desnudo de Brad Pitt, que interpretó a Durdeen -el nombre que adopta uno de los principales contribuidores de Zero Hedge- en la versión cinematográfica.

Los analistas de Zero Hedge no llegan a parafrasearle y en ningún momento proclaman que la primera regla de la economía sea que la economía no existe. Pero sí exigen a quienes deseen estar dentro requisitos tan alejados del rigor del que gustan de revestirse los analistas financieros como no adoptar ningún nombre que remotamente pueda parecer real. Para predicar con el ejemplo, análisis sobre la crisis de deuda de Grecia; sobre un nuevo riesgo de burbuja en la bolsa de Estados Unidos que pueda provocar un crac como el de 1929; acerca de la evolución del precio del oro o de los tipos de interés en torno al dólar; las últimas decisiones del Banco Central de Japón, o incluso sobre la muerte de un negro tiroteado por la espalda por un policía blanco en EEUU están firmados por seres que atienden a los nombres de Tyler Durdeen, Mark to Market, GoldCore (Corazón de oro), Sprout Money (Brote de dinero) o el mismísimo George Washington.

Fiarse, una locura. Al cruzar la puerta de un particular ring, que cuenta en Twitter con casi 250.000 seguidores, Zero Hedge advierte de que no son una fuente de información fiable para invertir. Cualquier decisión financiera siguiendo sus comentarios "es más que indeseable: es una locura". Y no porque las personas que, desde un desigual anonimato, luchan allí contra los lugares comunes de la escena financiera internacional no parezcan ser profesionales solventes. Algunos sí revelan su identidad, como Marc Chandler, Mark to Market, que fue asesor financiero en distintas compañías y bancos de inversión durante 25 años y hoy es profesor en el Center for Global Affairs de la Universidad de Nueva York. Otro, Bruno de Landevoisin, es director para América de la compañía ABX Global, activa en el comercio de metales preciosos, el mismo sector al que parece dedicarse otro de los comentaristas, Gold Core, que en su web del mismo nombre se define como un "broker de lingotes". Más curiosa es la historia de las dos firmas detrás de Two Icefloes (Dos témpanos de hielo), exbrokers de Nueva York que decidieron empezar de cero en las montañas de Virginia, donde combinan la construcción de su casa con análisis encaminados a difundir lo que ellos mismos han hecho, desprenderse de todas sus inversiones en deuda pública.

 

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