martes, 19 de diciembre de 2017

Enlaces para adquirir educación financiera



(Sacado del Heraldo de Aragón del 22 de febrero de 2015. Algunas páginas interesantes para adquirir cultura financiera.)

Banco de España y Comisión Nacional del Mercado de Valores
www.finanzasparatodos.es
Ambas instituciones se encargan del plan de educación financiera que cuenta con muchos materiales en la citada página web. En ella se pueden encontrar desde consejos para llegar a fin de mes hasta un 'kit' financiero de supervivencia. Incluye cuestionarios, juegos de rol, problemas matemáticos, pasatiempos y crucigramas, y un glosario con un centenar de términos. Incluye también un amplio apartado con otras páginas web en las que se puede obtener información y formación.

Ibercaja
www.obrasocial. ibercaja.es/finanzasbasicas
La Obra Social de la entidad financiera aragonesa desarrolla por segundo año su programa de educación financiera, que se incluye dentro del plan de educación financiera del Banco de España y la CNMV. Ofrece formación gratuita a colegios y adultos. Los estudiantes también disponen de ejercicios en internet en el Aula en Red.

ADICAE
educacionfinanciera.adicaeonline.es
La asociación de usuarios de consumidores cuenta con una plataforma en internet para impartir formación. […]

Instituto para la protección familiar
www.institutoparalaproteccionfamiliar.com
Esta entidad privada con sede en Madrid cuenta con un aula financiera en su web con consejos, cuentos para niños, libros sencillos para iniciarse en este campo y una larga lista de definiciones de las palabras más habituales. Es una iniciativa del Instituto de Estudios Sociológicos Análisis e Investigación y la Universidad Rey Juan Carlos, con la colaboración de Aegon y Santander Vida.

Fundación Mapfre
La fundación de la compañía de seguros cuenta con programas formativos sobre seguros y otros materiales como una guía para la jubilación.

domingo, 8 de octubre de 2017

Otras criptodivisas

(Apoyo a un texto de Luis Calvo en la revista Tiempo del 4 de agosto de 2017)

El auge de las hermanas pequeñas

Bitcoin fue sin duda la primera, la que abrió el camino, pero no es ni de lejos la única. Se calcula que existen más de 200 criptomonedas operativas en la actualidad, la mayoría sin prácticamente ningún valor, pero algunas con un razonable éxito económico. 

La más famosa y que ya representa una alternativa viable a Bitcoin, es Etherum, que ha disparado su valor en el último año. Tiene la ventaja de que se mina más rápido y sin un protocolo decreciente. Además, sus transacciones son más veloces que en Bitcoin. 

La segunda en prestigio, Litecoin, nació en 2011 para tratar de mejorar los aspectos más polémicos de Bitcoin. Permite su minado con unidades gráficas, algo imposible ya con Bitcoin, además de subir el límite de unidades hasta los 84 millones, algo que permite un reparto mayor entre usuarios. 

Dash, creada en 2014, llevó al límite el anonimato propuesto por Bitcoin. De hecho, elimina el origen de la transacciones, algo que lo convierte en el método más seguro de pago. Junto a estas tres, otras dos merecen mención: Monero, basada en otro protocolo distinto a Bitcoin y minable con un ordenador de sobremesa, y Dogecoin, la líder en transacciones.

sábado, 7 de octubre de 2017

La moneda más cara del mundo

(Un texto de Luis Calvo en la revista Tiempo del 4 de agosto de 2017)

La alta volatilidad del bitcoin ha creado y destruido fortunas. Así funciona la principal criptodivisa en circulación.

El 22 de mayo de 2010 el programador  estadounidense Laszlo Hanyecz tenía hambre. Y bitcoins, una moneda creada apenas un año antes, prácticamente desconocida y con un futuro incierto. Nunca nadie la había utilizado para comprar nada fuera de la web y carecía de cualquier anclaje vinculado a la economía real. Laszlo, uno de los pioneros que había confiado en la tecnología que respaldaba la moneda, decidió darle un empuje. Ofreció en un foro de Internet 10.000 bitcoins a cambio de dos pizzas “con cebolla, pimientos, salchichas, champiñones, tomates... cosas normales”. Y un usuario, Jercos, aceptó. Ningún comercio admitía bitcoins, así que las compró con su tarjeta de crédito en la cadena Papa John’s y se las mandó a Laszlo. Su valor, 41 dólares (35 euros). Fue la primera compra de bienes para la que se usó la nueva moneda, un hito que marcaría el principio de un rápido crecimiento de su valor. En enero de 2011 ya valían casi 10 veces más. Y al cierre de esta edición, esos 10.000 bitcoins tenían ya un valor de 27,46 millones de dólares (23,2 millones de euros).

Otro de los hitos que marcará para el futuro esta divisa ocurría a principios de este mes. La moneda superó sin grandes dramas la división prevista por la creación de Bitcoin Cash, una alternativa creada por algunos críticos para tratar de superar los problemas de velocidad en las transacciones. La solución adoptada por la inmensa mayoría de los usuarios, mantenerse fiel a la moneda original y su solución técnica, permitirá conservar a la comunidad unida y demuestra que Bitcoin es fácilmente escalable si vuelve a presentarse el problema. En todo caso, más allá de las reacciones que esta división provoque en las próximas semanas, casi imposibles de predecir, aún mucha gente desconoce cómo funciona, se crea, se compra o quién está detrás de la criptomoneda más famosa.

¿Qué es un bitcoin?

El bitcoin fue la primera moneda virtual descentralizada. No tiene ningún Estado que la respalde ni una representación física en el mundo real. Se basa en anotaciones contables informáticas que son verificadas por nodos (ordenadores dedicados a esa labor) conectados a la red y registradas en una cadena (blockchain), que permite a cualquiera comprobar la existencia de todas las transacciones realizadas hasta el momento. Ninguna entidad lleva las cuentas ni responde del valor de la moneda. Son miles de ordenadores particulares por todo el mundo quienes realizan esa labor y el valor se establece por la ley de la oferta y la demanda. Eso permite operar de espaldas a cualquier autoridad central, sea un Estado o un banco. Las cuentas no pueden ser congeladas y los pagos se hacen de persona a persona, sin ningún tipo de intermediación. Permiten pagos rápidos desde y a cualquier país del mundo, casi exentos de comisión y de forma irreversible, lo que aporta seguridad a quien recibe el dinero. Además es imposible de falsificar dado el complejo sistema de anotación criptográfica y permite cierto anonimato a sus usuarios. Los bitcoins están identificados a través de códigos públicos, compartidos por toda la red, pero no es necesario que esos códigos vayan ligados a ninguna identidad física. El propietario los controla a través de una clave que le da acceso a su monedero digital. Sin la clave, resulta imposible que nadie opere con ellos.

¿Cuánto vale y cuántos hay?

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta Bitcoin es la alta volatilidad que caracteriza a su cambio, con caídas y subidas del 30% y 40% en unos pocos días. En febrero de 2011 superó en valor al dólar y cuatro meses más tarde se cambiaba por 32. Su mayor subida llegó dos años después, entre octubre y noviembre de 2013, cuando pasó de los 202 a los 1.120 dólares. E inmediatamente llegó la corrección. Unos meses más tarde volvía a moverse en torno a los 200. Cuando se editó este número un bitcoin se podía comprar por 2.746 dólares (2.326 euros), un poco menos que en su máximo histórico, casi 3.000 (2.541 euros), el pasado junio. Los altos precios se deben, en gran medida, a su escasez y la incapacidad de acelerar su creación para responder a la alta demanda. En la actualidad existen en circulación alrededor de 16,5 millones de bitcoins, con una capitalización cercana a los 45.000 millones de dólares (38.000 millones de euros). El ritmo de creación de nuevos bitcoins está prefijado. Cada diez minutos aproximadamente surge un nuevo paquete, aunque cada vez con menos monedas. En mayo de 2140 se alcanzarán los 21 millones de unidades y entonces se detendrá su producción. El 99% de estos 21 millones estarán disponibles en 2030, mientras que el 1% restante se pondrá en circulación entre 2030 y 2140. Su carácter digital e inmaterial le permitirá, pese a su escasez y el altísimo precio de cada moneda, seguir siendo funcional para la compraventa de bienes. Cada bitcoin está dividido en 100.000.000 satoshis (en honor a su creador) la unidad mínima con la que se pueden hacer intercambios.

¿Cómo se pueden adquirir?

Lo primero que necesita el usuario es descargar un programa que le sirva como monedero electrónico en su ordenador o móvil. En él se guardarán las claves privadas que se necesitan para acceder a los bitcoins registrados. Sin ellas, quedarán fuera de la circulación y ni su propietario ni nadie podrá nunca más utilizarlos. Es importante encriptar y asegurar las claves, si no las protegemos alguien podría transferir a su cuenta todo nuestro capital. Una vez descargado el monedero, hay tres formas de obtener bitcoins: como pago por nuestros servicios, comprándolos directamente con otra divisa o a con la creación de nuevas monedas. Nos centraremos, por el momento, en la segunda. Existen multitud de casas de cambio que nos permiten comprar bitcoins mediante otras divisas. Solo hace falta registrarse y, por la cantidad estipulada por el tipo de cambio de ese momento, adquirir la moneda. Son las casas de cambio quienes se encargan de casar las ofertas de venta con la demanda de compra en función de los precios propuestos. Las posibilidades de elección son inmensas. Algunas de las clásicas son Bitstamp, Coinbase, Kraken o Bitcoin.de, pero cada zona del mundo tiene sus casas más populares. El pago se realiza con tarjeta de crédito y los bitcoins son enviados directamente al monedero electrónico del comprador. Idéntico sistema es válido para vender. El propietario acude a una de las casas de cambio y ofrece sus bitcoins. Cuando el sistema encuentra un comprador dispuesto a pagar el precio propuesto, la transacción se realiza automáticamente. Poco a poco empiezan a verse por la mayoría de grandes ciudades también cajeros que permiten obtener monedas de curso legal (euros o dólares normalmente, en billetes) a cambio de bitcoins o al revés. Y son cada vez más, aunque minoritarios aún, los comercios que los aceptan como pago.

¿Qué es el minado?

Es la única forma de conseguir bitcoins sin que sean parte del pago de otro usuario. Mientras que las monedas a las que estamos acostumbrados son emitidas por un Gobierno o banco central en función de sus necesidades, los bitcoins son descubiertos a un ritmo predeterminado por los mineros, miles de ordenadores puestos al servicio de la red por particulares y que se encargan de verificar el historial de transacciones de Bitcoin. Dichas transacciones solo son válidas cuando esos nodos las verifican y sellan el apunte contable a través de una complicada operación matemática (hash) que evita falsificaciones. En función del número de mineros activos el problema será más o menos complicado y todos ellos compiten por ser quienes garanticen matemáticamente el apunte que más tarde el resto replica en sus apuntes. La recompensa a la resolución de ese problema son paquetes de bitcoins, que se generan cada diez minutos aproximadamente y premian al usuario responsable de ella. Desde el verano de 2016 cada paquete es de 12,5 bitcoins (antes 25 y al principio 50) y se irá reduciendo cada cuatro años a la mitad. Eso hace que la competencia cada vez sea mayor.

El sistema, ideado para descentralizar el minado y que cualquier usuario pudiera descubrir bitcoins, se ha pervertido con el paso del tiempo. La rentabilidad de la moneda ha provocado que muchos mineros (y empresas) se unan para conseguir una capacidad de procesamiento mayor. En China, donde la electricidad y los equipos, fundamentales para el minado, son más baratos, se han montado granjas donde cientos de ordenadores se dedican día y noche a la tarea. Además, la generación de bitcoins, más rápida en los primeros años, ha provocado que un puñado de personas acapare la mayoría de las monedas. Basta para muestra un botón. La fortuna del creador, Satoshi Nakamoto, se calcula en más un millón de bitcoins, el equivalente a cerca de 3.000 millones de dólares (2.541 millones de euros).

¿Quién está detrás de Bitcoin?

A finales de 2008, un programador o grupo de programadores bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto publicó un artículo en el que describía una nueva moneda y el protocolo para llevarla a cabo. En enero del año siguiente lanzaba el protocolo Bitcoin y su software de referencia, Bitcoin Core. Desde entonces la verdadera identidad de Nakamoto ha sido objeto de polémica. Diversas investigaciones le han identificado con personas reales, la última, Craig Steven Wright, una teoría confirmada por él mismo. Sin embargo, su negativa a aportar pruebas de ello ha deshinchado esa hipótesis.

¿Tiene un lado oscuro?

No ha faltado quien acuse a Bitcoin de servir para el tráfico de drogas, armas o el blanqueo de capitales por la falta de control que permite. Es cierto que muchos delincuentes la han usado para tapar sus huellas, pero no más que los billetes de 500 euros o las cuentas en paraísos fiscales.

lunes, 24 de julio de 2017

Economía y olimpiadas



(Un texto de Pablo Rodriguez Suanzes en un suplemento económico de El Mundo de 2008. Si, si, tarde... lo sé)

¿Espíritu olímpico o espíritu empresarial?

Al barón Pierre de Coubertain, padre de los Juegos Olímpicos modernos, se le atribuye la cita “Lo importante es participar” (www.coubertin.ch). La frase, aunque romántica, parece alejarse mucho de la realidad olímpica. Y se aleja también de una igualmente famosa pronunciada por el legendario entrenador de fútbol americano Vince Lombardi: «Ganar no lo es todo, es lo único».

¿Son compatibles deporte y mercado? Los tiempos en que sólo los amateurs podían competir en los JJ.OO quedaron atrás. Ahora, disputar la preciada cita puede reportar cuantiosos ingresos. Kobe Bryant será el mejor pagado en Pekín, con más de 40 millones de dólares por temporada (www.marca.com).

¿Sólo se gana ganando?

La lógica de los mercados dice que el objetivo de cada acción es ganar. Siempre. Pero una regla básica de todo operador de Bolsa es que para ganar hay que saber perder, como recuerda Matt Blackman (www.investopedja.com). Sin embargo, en el deporte, como en los negocios, muchas veces los protagonistas se conforman con estar, pues la sola presencia es ya una victoria. El mejor ejemplo deportivo es el del keirin, una disciplina de ciclismo en pista [que se disputó] en Pekín 2008 y que ha generado mucha polémica al descubrirse que un grupo japonés (en el país nipón es un departe muy seguido) pagó más de dos millones de euros a la Unión Ciclista para conseguir la admisión olímpica (www.elmundo.es/elmundodeporte).

Los mercados no siempre entienden las ironías

Las cifras olímpicas asustan. Los derechos de televisión los compró la NBC, de EEUU, por 894 millones de dólares, lo que da una idea del presupuesto del evento (http://eleconomista.com.mx). Sin embargo, el COI ha mostrado su preocupación por el circo que se crea cada cuatro años y ha optado por ir reduciendo el número de disciplinas en liza. Por ejemplo, Pekín [dijo] adiós al béisbol y al softbol. Irónicamente, China se ha convertido en la mayor consumidora mundial de gorras y deportivas. Cosas del mercado.

sábado, 22 de julio de 2017

Economía deportiva: salarios, masculinidad y sociología de la igualdad



(Un texto de Pablo R. Suanzes en El Mundo del 2 de marzo de 2014)

El análisis económico de las actividades deportivas suele estar limitado en los medios y entre los académicos al impacto de grandes eventos, como los JJOO, y al coste de los grandes fichajes. Datos, además, que no suelen ser muy rigurosos o ignoran la inflación (http://www.jotdown.es/2013/12/los-fichajes-realmente-mas-caros-de-la-historia-del-futbol/). Los sueldos son altísimos en todo caso (http://usatoday30.usatoday.com/sports/salaries/index.htm). En 2009, un jugador de la NBA ganaba de media 5,84 millones de dólares. De béisbol, 3,26 millones. De hockey, 2,5. Y de fútbol, 770.000 (https://prezi.com/fd-58m6lo_rc/social-inequalities-in-sports/).

Teoría social. Evan Van Ness analiza los datos de los ganadores de las ligas de fútbol (e incluso de otros deportes) de un buen número países a lo largo de la historia, y encuentra un patrón. ¿Hay relación entre las victorias y la desigualdad social? Deja el juicio a los lectores, pero las gráficas son llamativas (www.evanvanness.com/post/77824294753/social-inequality-as-seen-through-soccer). ¿Influyen las normas? Los deportes profesionales en EEUU tienen un límite salarial (https://www.bls.gov/opub/mlr/cwc/salary-caps-in-professional-team-sports.pdf) y otros mecanismos que limitan la libertad, pero aumentan la posibilidad de que más equipos opten a la victoria. En especial en el fútbol americano (http://entertainment.howstuffworks.com/question644.htm). ldeas que incluso algún economista liberal defiende (http://www.columbia.edu/~xs23/catala/articles/esport/locuras.htm).

Juego y división. En 2011, Gran Jarvie publicó un interesante trabajo sobre Deporte, División Social y Desigualdad, analizando las preferencias por clase social y reflexionando sobre la primacía de unos u otros a lo largo del tiempo. Nathan Kalman-Lamb ha coordinado un libro, Out of Left Field: Social lnequality and Sportsmore, que analiza desde diferentes parámetros sociológicos e! mundo del deporte. Se considera habitualmente un campo en el que manda la meritocracia, pero sus autores hablan de fomento de la desigualdad, masculinidad, racismo y de cómo el deporte sirve para componer nuestra imagen del mundo (http://www.academia.edu/1153861/Out_of_Left_Field_Social_Inequality_and_Sports).

jueves, 15 de junio de 2017

¡Alerta!¡Nos invaden los ‘frikis’!



(Un texto de Carlos Salas en el suplemento económico de El Mundo de un número de abril de 2008. Y si, aunque es antiguo, sigue siendo interesante.)

Con la llegada del Chikilicuatre al festival de Eurovisión se ha consagrado la especie de los frikis. Ya había frikis que coleccionaban trenes, frikis que adoraban La Guerra de las Galaxias, y frikis que vivían en el mundo imaginado de los tebeos japoneses. Los frikis son seres extravagantes o estrafalarios que ven el mundo con otros ojos. Raros pero inofensivos. Se pensaba que la economía, al ser una ciencia tan seria, estaba al margen de los frikis, pero no: ahora estarna dos de frikieconomistas.

El primero que se nos viene a la mente es Steven Levitt. Con su cara de nadador olímpico, es un joven economista de la fábrica de Premios Nobel, la Universidad de Chicago, que tiene la manía de explicar fenómenos socioeconómicos desde un puno de vista friki. Por ejemplo, escribió que las bandas criminales que traficaban con droga tenían la misma organización que McDonald's. Una en concreto, llamada Black Disciples, estaba subdividida en franquicias que controlaban las calles más pobres de ciertos guetos negros americanos. En cada esquina había un vendedor de droga que cobraba tres dólares al día. Como había más vendedores que esquinas, el sueldo de los vendedores era muy bajo. Pero se quedaban ahí porque aspiraban a progresar como cualquier chico que sueña con ser el vendedor del mes de McDonald's y tener algún día su propia franquicia. ¿Mientras tanto? Vivían con sus mamás. Ya sé: para muchos de ustedes puede ser una tesis discutible, pero no negarán que este tío es un friki.

El principio en el que se basa Levitt es el de las decisiones humanas y los beneficios que le reportan, una ley que parece que rige la economía y que funciona de una forma un poco extravagante. Levitt atrajo tanto la atención de la gente que el periódico The New York Times envió un reportero para hacerle una entrevista. El hombre quedó fascinado porque Levitt no hablaba en swahilinomics (el lenguaje de los economistas que no entiendo yo después de 20 años de profesión) sino en un lenguaje claro y sorprendente. Aquel chico tenía un don. Había sido condecorado como el economista joven más brillante del país. Cuando el periodista le propuso escribir un libro, Levitt dijo que a él solo le ir ver los misterios de la vida. Al final el periodista Stephen Dubner le convenció para hacerlo al alimón y así nació Freakonomics (freak en inglés es extravagante), un bestseller mundial pues contiene cosas deliciosas sobre el comportamiento de los seres humanos (en castellano esta en Ediciones B, y en catalán, en La Campana).

Los capítulos del libro hablan de rarezas: en qué se parece el Ku Klux Klan a un grupo de agentes inmobiliarios; por qué continúan viviendo los traficantes de drogas con sus madres; qué tienen en común un maestro de escuela y un luchador de sumo...

Sin duda, este libro es como un encuentro en la tercera fase porque Levitt analiza el mundo como si fuera un extraterrestre. No esperen encontrarse con una regla de cálculo humana, sino con historias alucinantes de la economía. Por ejemplo, un grupo de economistas estudió el comportamiento de los padres de una guardería que solían recoger a sus retoños con retraso lo que suponía un gasto extraordinario para la guardería pues tenía que cuidar a los niños más tiempo del debido. A los sabios, se les ocurrió poner una multa equivalente a tres dólares a aquellos padres que llegasen tarde y ¿qué ocurrió? Que los padres llegaron más tarde. Según Levitt, los padres pensaron que por esa multita tan miserable merecía la pena llegar más tarde porque era lo que se iban ahorrar en una canguro.

Eso es la economía real, ¿no? Comportamientos que rodean nuestras decisiones diarias como ir a la compra, hacer cola, llevar niños a la escuela o comprar periódicos. Levitt estaba convirtiendo la economía en el circo de las pulgas mirado con un microscopio.

Hoy existe incluso un blog que todos ustedes pueden consultar llamado freakonomics.blogs.nytimes.com. Y si les gusta servir de conejillos de indias para los experimentos de Levitt y Dubner, no duden en apuntarse.

¿Más frikis? El último es Tim Hardford. Fui el otro día a ver su charla en la Fundación Rafael del Pino en Madrid. No quería perdérmelo porque, como muchos de ustedes, yo estaba leyendo en ese momento su desconcertante libro ‘El economista camuflado’. Salí una hora después muerto de la risa. Porque este friki se pasó toda la conferencia haciéndonos reír con anécdotas personales, visiones increíbles, comparaciones estupendas sin perder para nada su sentido del humor. Con su aspecto desgarbado y flacuchento, me parecía haber presenciado un espectáculo presentado por una voz que decía: «(¡Con ustedeeeeeees, el show de Tiiiiiim Harfooooord!».

Tim es un periodista y economista británico de 35 años que trabaja en el Banco Mundial, que tiene un programa de televisión, que responde a las preguntas sesudas de los lectores en el Financia! Times y que acaba de presentar su nuevo libro La lógica oculta de la vida (Temas de Hoy).

Y hace lo mismo que Levitt: desgranar los misterios económicos fijándose en el comportamiento de los terrícolas como cuando vamos de rebajas. No tienen sentido las rebajas desde un punto de vista racional, dice Harford, pues en vez de bajar los precios después de Reyes un 30%, ¿por qué no mantenerlos rebajados un 5% todo el año? Pues porque nos gusta convertirnos en cazadores de oportunidades y experimentar lo listos que somos a pesar de que los listos son los comerciantes.

El libro está contado en primera persona y mezcla vivencias del autor, descripciones históricas y economía. Y siempre haciéndonos descubrir «la economía de las pequeñas cosas» (su página web es http://www.timharford.com).

Estoy seguro de que éstos no han sido los primeros autores en transportarnos al lado extravagante de la economía, pero sin duda han dado un empujón a la divulgación de esta ciencia, que en el fondo, es el arte de sobrevivir o de engañarse, no lo sé muy bien.
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