(Texto de Carlos Salas en el suplemento económico de El Mundo del 24 de
enero de 2010)
No pude evitar entrar en una tienda donde echaban el tarot y preguntar
a la cartomante si había muchos hombres de negocios que le consultasen el
futuro. «Por supuesto», respondió. «Una vez me preguntó un empresario qué podía
hacer con sus acciones. Le eché las cartas y le dije que no siguiera por ahí.
Luego le pedí que se tomara algo y que me contara sus sueños. Soñó que los
coches se despeñaban. Vendió sus acciones de General Motors antes de la caída»,
afirmaba la Maestra Ayala, que tiene cuatro tiendas en Madrid y ahora le piden en
Nueva York que monte otra más.
¿Alucinaciones? No señor. Alucinaciones fueron las que tuvieron los
analistas, los economistas, los gobernantes y los servicios de estudios. No
previeron una crisis de este calado. Entonces, ¿por qué no creer en las
predicciones de los astrólogos, hierofantes y tarotistas?
A principios de año, el astrólogo suizo Claude Weiss decía que Marte y
Mercurio estaban en conjunción lo que significaba una subida de la Bolsa.
Estudiando atentamente las constelaciones, predecía un empuje de la Bolsa por
lo menos hasta mayo. Weiss es el director de Astrodata AG. Han leído bien:
Astrodata. Una empresa suiza que se dedica a hacer predicciones de Bolsa y a la
que acuden analistas y periodistas para sus consultas. Incluso el periódico
económico más importante de Suiza, Cash,
publica esporádicamente sus revelaciones astrales, a las cuales da tanta
importancia como a los analistas de Credit Suisse.
«Para ayudar al desarrollo personal a través del conocimiento
astrológico; ésa es nuestra meta», reza la bienvenida de la web del señor Weiss
(www.astrodata.ch). Y no es una web especializada en marcadores bursátiles,
sino un sitio de consejos horoscópicos,
con una parte dedicada a la ‘Finanz Astrologie’. La compañía organiza
seminarios en muchas ciudades suizas, y uno de los próximos incluye en el
programa el siguiente repertorio: Porqué
2010 es el año más importante en muchas generaciones desde el punto de vista
astrológico, y por supuesto, no podía faltar el de Un vistazo a 2010: ciclos astrológicos y perspectiva histórica. Son
dos días de trabajo en grupo a un precio de 335 euros. Puestos a creer, qué más
da.
En la búsqueda de las razones de tanta pifia económica y de tantas
previsiones fallidas, el diario The Wall
Street Journal publicó en medio de la crisis de 2008 un reportaje titulado Escrito en las estrellas, donde afirmaba
que los desilusionados inversionistas estaban pasando «de las cartas bursátiles
(stock charts), a las cartas
astrales». Y citaba a un analista de Wall
Street que decía: «Las caídas debido al pánico siempre han tenido lugar el 27
o el 28 del séptimo ciclo lunar, lo cual coincide con los pánicos de 1857,
1907, 1929, 1987, y 1997, que marcaron su punto más bajo estos días de
octubre».
No fue del todo exacto, pero desde luego, más preciso que cualquier
analista financiero porque entre la segunda mitad de septiembre y la segunda de
octubre la Bolsa de Nueva York sufrió una de las caídas más acusadas de su
historia.
El analista norteamericano Christopher Carolan, que usa la técnica
elaborada de los charts (mapas de
comportamiento de la Bolsa), afirmaba en su web que se rumoreaba en el mercado
sobre la coincidencia entre la luna nueva y un eclipse solar. Claro que, quien
quisiera salir de dudas, se encontraba con esto: «Suscríbase al Nivel Premium;
precio: 430 dólares». ¿Un analista de Bolsa hablando de la luna? ¿Se llama a
eso un lunático?
De veras que no, porque Carolan ganó un premio Charles Dow (el creador
del índice famoso) por un ensayo titulado El
pánico de otoño, donde explicaba que los grandes crash de la Bolsa de Nueva York habían tenido lugar, principalmente,
en otoño. Y ponía una ristra de ejemplos que dan mucho que pensar, porque las
grandes catástrofes habían sucedido en esas fechas. Por ejemplo, el gran
derrumbe de 2008 empezó un 15 de septiembre y se extendió hasta octubre, al
comienzo del otoño. Todos estos financieros citan a un sabio en la materia
astrológica llamado Steven Puetz, quien se dedicó a ver las coincidencias de
los ciclos bursátiles con la luna y con el sol, y descubrió que las grandes
catástrofes en la historia de la Bolsa ocurrían cuando hay luna llena en un periodo
de seis semanas anteriores o posteriores a un eclipse solar total.
Para sostener científicamente su tesis, Puetz se remontó a la locura de
los tulipanes en el siglo XVII, cuando una extraña codicia impulsó a los holandeses
a invertir su patrimonio en semillas de tulipán. Aquello no floreció y arruinó
a millones de ciudadanos. Al parecer, coincidió con un eclipse solar total,
tras lo cual coincidió una luna llena.
Veamos. El 1 de agosto de 2008 hubo un eclipse total de sol que apagó
la luz de Europa, Asia y América del Norte. Hubo luna llena el 16 de agosto y
el 15 de septiembre. En la semana del 16 de agosto la Bolsa comenzó a declinar.
Y el 15 de septiembre, el banco Lehman Brothers anunció a la una de la madrugada
su bancarrota y derrumbó la Bolsa de Nueva York. Fue justo lo predicho por Puetz.
Pueden comprobarse en cualquier calendario lunar y solar.
Ha habido escritores, filósofos, psicólogos y científicos eminentes que
han estudiado a fondo las alineaciones astrales y han encontrado significados.
Para los escépticos como yo se trata de coincidencias. Pero llega un momento en
que las coincidencias son tentadoramente divertidas. […]