(Publicado en el Heraldo
del 17 de marzo de 2013)
Forbes es sinónimo de información
económica en todo el planeta. Un apellido referencial y emblemático. 96 años
después de que la revista fuera fundada en Nueva York, nace la edición española
que aparecerá en los kioscos el primer día de cada mes con una tirada inicial
de 65.000 ejemplares.
El Grupo Forbes,
paradigma de la empresa familiar, debe su existencia a Bertie Charles Forbes,
un escocés audaz con una trayectoria vital que merece ser contada. Encarna la
figura del ‘outsider’ que se rebela contra su destino y abraza el éxito más
rotundo.
Nació en 1880 en New
Deer, un pueblecito norteño, a 288 kilómetros de Glasgow, que apenas alcanza
los 600 habitantes. Su padre era sastre y terminó regentando una cervecería. Un
profesor alteró el guión vital del pequeño Bertie al recomendarle que probara
fortuna como teclista en un diario regional, el ’Peterhead Sentinel'. No tardo
en escribir sus propios artículos y captó la atención del 'Dundee Courier’, un rotativo
mayor en el que firmaba crónicas judiciales, de sucesos y deportivas.
Le alimentaba una pasión
exacerbada por el trabajo. Las horas y el esfuerzo no importaban ante la
posibilidad de relatar una historia interesante. «El trabajo es la carne de la
vida. El placer es el postre», fue una de las máximas que le acompañó hasta la
muerte. Su reputación traspasó fronteras y en 1902 fue fichado por el 'Johannesburg
Standard’. Permaneció dos años en Sudáfrica y regresó a Escocia ya centrado en la
actualidad empresarial y financiera. También le obsesionaba Nueva York, la
capital mundial de la prensa. Unió ambas pasiones y en 1904 se presentó en la
Gran Manzana con una oferta irrechazable para el editor del 'New York Journal's
of Commerce': «Voy a trabajar gratis».
Sus reportajes con un
estilo muy personal merecieron una gran popularidad y fue ascendiendo
fulgurantemente. Rechazó ofertas de Londres, se le permitió escribir columnas
en periódicos que eran competencia y, finalmente, fue seducido por William
Randolph Hearst. El imbatible magnate de los medios de comunicación le llenó los
bolsillos y le encumbró como gurú de la información económica.
El terco e insaciable
escocés renunció a su privilegiada posición para abordar su proyecto más
ambicioso: crear su publicación. Así vio la luz 'Forbes' en 1917, gracias a sus
ahorros y a los préstamos que le concedieron vanos empresarios. Escribía la
mayoría de los contenidos y cada ejemplar se despachaba por 15 centavos. El resto
es historia.