jueves, 6 de enero de 2022

El helicóptero del dinero

(Un artículo de Carlos Manuel Sánchez en el XLSemanal del 1 de diciembre de 2019)

¿Qué le parecería recibir 7.500 euros? Se los daría el Gobierno, por orden del Banco Central Europeo. Lo llaman el ‘helicóptero del dinero’ y, aunque cueste creerlo, esta es la receta que muchos economistas plantean para reactivar la economía y sortear la próxima crisis. 

Una mañana consulta usted su cuenta corriente y ve que le han ingresado una sustanciosa cantidad. ¿Cuánto? Suficiente para vivir el próximo mes. Pregunta a sus familiares, a vecinos y compañeros de oficina. Todos han recibido la misma inyección de dinero que usted. En todos los países de la Unión Europea ha sucedido lo mismo, cortesía de sus respectivos gobiernos por orden del Banco Central Europeo (BCE). Y no tiene que devolverlo ni pagar intereses. Es un regalo. Un donativo universal. A cambio, el BCE sólo le pide una cosa: que se lo gaste. Consuma, compre. ¡No se lo guarden!

No se pellizque, no está soñando. Si se llegara a poner en práctica, ¿esta crisis, quizá?, recibiría lo que los economistas llaman ‘el helicóptero del dinero’.  Una sugerente metáfora: imagine una aeronave desde la que se lanzan billetes a diestra y siniestra. Esa es la idea. Se le ocurrió en 1969 a Milton Friedman. El Nobel de Economía de 1976 no era, precisamente, la hermanita de los pobres ni un antisistema. Fue uno de los fundadores de la Escuela de Economía de Chicago, defensora a ultranza del libre mercado. Medio siglo más tarde, Martin Wolf principal comentarista económico del Financial Times, la biblia del capitalismo ha desempolvado aquella idea de Friedman. «Los políticos deben prepararse para una nueva normalidad en la que se tomarán medidas menos cómodas y convencionales. Hará falta valentía. Cuando se agotan las opciones posibles, lo que queda, por improbable que sea, debe ser la respuesta», vaticinaba ya en 2016. No, Wolf no se nos ha vuelto un ‘yayoflauta’. Y su propuesta, tras el asombro inicial, tiene cada vez más adeptos. Porque la economía global se está frenando de nuevo y nos estamos quedando sin munición para reactivarla.

Los gurús llevan meses anunciando la crisis. Los síntomas se multiplican. el consumo no espabila, la inflación es bajísima y la producción industrial se libra de la recesión por los pelos. Los ahorradores buscan valores donde refugiarse y el precio del oro se dispara desde 36 euros el gramo a 45. Neil Dwane, estratega de la aseguradora Allianz, considera la situación desconcertante: «La economía se reactivó por la intervención agresiva de los bancos centrales, que redujeron los tipos de interés a niveles mínimos o por debajo de cero».

El ‘experimento’ de las autoridades monetarias, sin embargo, ha tenido dos consecuencias. Por un lado, los fondos de pensiones, obligados a comprar bonos con intereses negativos, ¡invierten para perder! Por el otro, se ha prestado tanto dinero gratis a la industria financiera que se ha creado una burbuja alcista en las Bolsas, pues las empresas lo han usado para recomprar sus acciones y repartirse dividendos. «Cuando los directivos dedican más tiempo a la gestión del precio de las acciones que a su negocio, esto puede conducir a una menor inversión». En resumen, se ha castigado a las hormigas y se ha premiado a las cigarras. Ray Dalio, el multimillonario fundador del fondo Bridgewater, pronostica que en 2020 la probabilidad de que haya crisis es del 25 por ciento. Acertar con la fecha ya es como ganar la porra. Un debate menor en comparación con lo que más preocupa: ¿cómo saldremos de esta?

«’El helicóptero del dinero’ es una doctrina económica arriesgada, pero es la idea de moda se reflexiona en un artículo de Bloomberg. Casi nadie cree que los bancos centrales pueden arreglar una economía mundial estancada con las herramientas actuales. Un consenso emergente dice que la próxima recesión debe ser afrontada con inyecciones directas de cash».

The Washington Post, por su parte, cita un documento de tres antiguos banqueros centrales: Philipp Hildebrand (de Suiza), Jean Boivin (de Canadá) y Stanley Fischer (de Israel; también fue vicepresidente de la FED de EE.UU.). «Hay que poner dinero en manos de los consumidores», afirman. Y la CNN se hace eco de un informe del Deutsche Bank: «’El helicóptero del dinero’ podría ser muy efectivo aplicado de manera adecuada».

Frances Coppola, comentarista de Forbes, también lo defiende recordando que la crisis de la que ahora arrastramos estos lodos tuvo dos fases. La caída de Lehman Brothers (2008) desencadenó una cascada de deudas impagables que contagió a todo el sistema financiero. Y la desconfianza en el euro (2012) solo se calmó cuando Mario Draghi, expresidente del BCE, dijo que haría «todo lo que fuera necesario» para defender la moneda europea. ¿Pero qué fue exactamente ‘todo lo necesario’? «Para evitar una depresión como la de los años treinta, el BCE lanzó lo que se conoce como ‘expansión cuantitativa’ (QE, por sus siglas en inglés). Imprimió dinero y lo metió en el sistema para comprar deuda de los gobiernos. También lo prestó gratis (o casi) a la banca. Y redujo los tipos a mínimos históricos». En esencia, un ‘chute’ de adrenalina que funcionó a medias.

Ojo. No solo lo hizo el BCE, también la FED y los bancos de Inglaterra o Japón. En total, según Financial Times, se han inyectado 15 billones de dólares. Estados, bancos y empresas han ganado así tiempo para arreglar sus cuentas, pero el enfermo no termina de reanimarse. «El dinero no circula donde más se necesita: en los hogares y pequeños negocios. La QE debería ir directa a los bolsillos de la gente. Este estímulo proporcionaría mayor crecimiento y reparto de la riqueza, y sería una manera de afrontar, a largo plazo, la transición hacia la automatización y el envejecimiento», asegura Coppola. Se calcula que, si el BCE hubiera dado ese dinero a los ciudadanos, cada europeo habría recibido 7500 euros.

Los detractores objetan que sacar ‘el helicóptero’ es una temeridad. Y apuntan a que el dinero puede perder valor. Los alemanes aún recuerdan la República de Weimar, cuando la gente cobraba su salario en sacos de billetes. Pero la hiperinflación -sostienen los partidarios del ‘helicóptero’- se produce ante la escasez de oferta, como en la antigua Yugoslavia o Venezuela. No en Europa, donde hay de todo y de sobra.

Coppola aclara, por último, que no hay que confundir ‘el helicóptero’ con la renta básica universal. No es un sueldo que todos cobremos cada mes sin trabajar, sino una especie de paga extra para emergencias como esta.

Posibles cisnes negros en 2020 [cuando escribieron esto, no pensaron en el que realmente apareció: la pandemia]

1. BANCA EN LA SOMBRA

El FMI alerta de que la llamada ‘banca en la sombra’ fondos de inversión, capital riesgo… está esquivando los tipos de interés negativos con inversiones cada vez más temerarias en startups, ‘unicornios’, bonos griegos… Estas entidades fueron las grandes beneficiadas de la crisis, al aprovecharse del dinero ‘gratis’ prestado por los bancos centrales para crecer. Son tan grandes en Europa, el sector se ha duplicado en diez años, y supera los 40 billones de euros que si alguna cae y arrastra a otras el descalabro causaría un impacto sistémico.

2. ‘EMPRESAS ZOMBIS’

Neil Dwane, de la aseguradora Allianz, señala que los bajísimos tipos de interés y las inyecciones de liquidez de los bancos centrales han ayudado a consolidar ’empresas zombis’, cuyos beneficios provienen de la ingeniería financiera, no de la producción de bienes y servicios, pues no son competitivas. Es una paradoja: pierden dinero con los productos que venden, pero lo compensan, e incluso ganan, especulando en los mercados financieros. «Japón ha sufrido este fenómeno durante 30 años y los Estados Unidos y Europa parecen estar siguiendo un camino similar». Esto lastra a otras empresas que podrían ser rentables. Y no permite que la economía se depure.

3. ‘VILLANOS’ TECNOLÓGICOS

La analista Rana Foroohar señala en el Financial Times que las grandes tecnológicas «se han hecho tan poderosas que se creen con derecho a funcionar con sus propias reglas, como la banca antes de la crisis de 2008». Tributan lo que quieren y donde quieren, imponen los precios, expulsan a los competidores… Pero hay un desfase entre el dinero que captan (se han aprovechado de los océanos de liquidez por las políticas monetarias para salir de la recesión) y el rendimiento económico que dan o el empleo que reparten. Y se niegan a reconocerlo. «En todas las grandes caídas, los villanos son los héroes de la crisis anterior», sentencia Foroohar.

Free counter and web stats