miércoles, 29 de abril de 2015

Burbujas, crisis y la trampa de liquidez



(La columna de Pablo Rodríguez Suanzes en el suplemento económico de El Mundo del 24 de noviembre de 2013)

Hasta hace unos años, los macroeconomistas pensaban que los bancos centrales podían intervenir en la economía durante una recesión para devolver el equilibrio. Generalmente, bajando los tipos de interés. Sin embargo, llegó Japón. Y luego llegó esta crisis y el momento en el que la Reserva Federal ya no podía bajarlos más (zero lower bound en inglés, http://www.economicshelp.org/blog/7603/economics/zero-lower-bound-rate-zlb/). Y no bastó. En 2012 el debate estaba vivo (http://www.economist.com/blogs/freeexchange/2012/01/monetary-policy), como el de las trampas de liquidez (https://www.youtube.com/watch?v=8nw48HLwt9o). Pero ahora, Larry Summers, ex secretario del Tesoro y rival de Yellen en la lucha por la presidencia de la Fed, lo ha reabierto con un discurso que ha generado muchísimas reacciones (http://www.businessinsider.com/larry-summers-imf-speech-on-the-zero-lower-bound-2013-11).

Paul Krugman lo ha puesto por las nubes, y destaca un concepto clave: que quizás la economía necesita las burbujas para lograr el pleno empleo (http://krugman.blogs.nytimes.com/2013/11/16/secular-stagnation-coalmines-bubbles-and-larry-summers/?_r=2&). Para Miles Kimball, la repercusión muestra que Summers sigue siendo «un peso pesado de la macroeconomía» (http://qz.com/147861/larry-summers-just-confirmed-that-the-world-still-has-to-pay-attention-to-him/). Para Matt Yglesias, incide en «el problema de política económica más grande» de la actualidad (http://www.slate.com/blogs/moneybox/2013/11/15/summers_on_the_zero_pound_the_biggest_problem_in_economic_policy_today.html). Brad De Long simpatiza con la idea (http://equitablegrowth.org/2013/11/16/this-mornings-must-watch-larry-summers-on-the-danger-of-a-japan-like-generation-of-secular-stagnation-here-in-the-north-atlantic/), y Martin Wolf, de alguna manera, también. En cambio, Matt Klein no está de acuerdo. Clive Crook, menos (http://www.bloomberg.com/news/articles/2013-11-20/no-larry-summers-we-don-t-need-more-bubbles). Dean Barker, del CEPR, tampoco y advierte que «las burbujas no son divertidas» (http://www.cepr.net/blogs/beat-the-press/bubbles-are-not-funny). El propio Summers, en realidad, ha matizado que él no pide burbujas en sí, sino «un nuevo marco de crecimiento sano» (http://www.bloomberg.com/news/videos/b/debde3e2-aad1-43ae-a8d9-a687cd64a271). F.F.Wiley, en Zero Hedge, desmonta ambas versiones (goo.gl/TEj4JS).

En el fondo, el mensaje que subyace es que es necesario que sigan los estímulos monetarios al estilo de Japón o de la Quantitative Easing de EEUU porque ayudan y no crean la tan temida inflación mía ¿O sí? (https://rwer.wordpress.com/2013/11/21/larry-summers-and-the-bubbles/).

miércoles, 22 de abril de 2015

Adictos a las burbujas



(Un texto de José Garcia Montalvo en el suplemento económico de El Mundo del 24 de noviembre de 2013)

La economía mundial se ha acostumbrado a funcionar a base de crear burbujas y esta adicción parece que no tiene límites. En 2009 escribí un artículo argumentando cómo la evolución de la economía desde finales de los 90 se había caracterizado por la creación de burbujas cada vez más grandes para impedir las consecuencias del pinchazo de la burbuja anterior.

Como en cualquier proceso piramidal su mantenimiento requiere que el número de participantes sea cada vez más amplio. La burbuja 1.0 fue la tecnológica. En este proceso participaron pocas personas pues los inversores en acciones tecnológicas en aquel entonces eran pocos. Cuando se hizo evidente que las valoraciones de las compañías tecnológicas no eran sostenibles se genero una burbuja inmobiliaria para cubrir los posibles efectos de su pinchazo. Esta fue la burbuja 2.0. En este proceso ya participaba una parte mucho mayor de la población pues la posesión de una vivienda es mucho más común que la inversión en acciones tecnológicas. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria provocaría, argumentaba en dicho artículo, la burbuja 3.0 que sería la burbuja de la deuda pública. En este proceso ya participa toda la población pues su sostenibilidad depende de los impuestos que pagamos todos los ciudadanos y las futuras generaciones. Me preguntaba si al final no acabañamos buscando vida extraterreste para poder convencer a los marcianos de que compraran casas y bonos terrícolas y seguir ampliando la base de la pirámide.

Pues bien esta semana mi parábola irónica se ha convertido en una idea presuntamente seria. Krugman desde el New York Times y Martín Wolf desde el Financial Times han servido de altavoz a la nueva teoría de Larry Summers sobre la recesión perpetua. El argumento es simple y consiste en darle la vuelta a la forma habitual de entender expansiones y recesiones. Según Summers a partir de ahora los periodos de depresión serán la situación normal de la economía, con excepción de algunos breves periodos de pleno empleo. El argumento se basa en la observación de que con anterioridad a la crisis financiera la economía creaba poco empleo a pesar de estar impulsada por la enorme burbuja crediticia e inmobiliaria. Si no se puede volver a esos niveles de endeudamiento familiar y bancario, ¿cómo se podrá alcanzar el pleno empleo? De hecho la recuperación posterior a 2008 ha sido muy débil incluso en Estados Unidos.

El corolario es simple: hay que dejar de hablar de estrategias de salida de la expansión monetaria pues en una situación de recesión persistente la expansión cuantitativa y los tipos a 0 deben ser la nueva norma. Claro que visto lo que sucedió cuando se anunció que la Reserva Federal quizás ponía menos aire en la burbuja no me extraña que algunos no quieran ver el final de la expansión cuantitativa.

En pocas palabras: la burbuja todavía se podría hacer más grande sin necesidad de buscar marcianos y no se debe renunciar a vivir sin burbujas pues entonces la demanda será insuficiente. Poco importa que el precio de la vivienda en Estados Unidos esté creciendo de nuevo por encima del 12% o que la bolsa haya superado el máximo del pico de la burbuja inmobiliaria. Como el crecimiento potencial de la economía es mayor que el tipo de interés real, que es negativo, la deuda pública acabará por estabilizarse.

Estos razonamientos desprecian cualquier explicación relacionada con la oferta y los problemas estructurales de la economía internacional. ¿Y si la lenta generación de empleo frente al aumento de la población activa se deberla a los efectos de la dificultad de reasignación del capital humano entre sectores fruto de un shock tecnológico llamado Internet y nuevas tecnologías? ¿No sería mejor atajar los desequilibrios globales en las balanzas por cuenta corriente producidos por el exceso de ahorro en algunos países en lugar de financiar burbujas con dichos ahorros transferidos a otros países?

Además, con tipos de interés muy bajos, y reales negativos, casi cualquier inversión es a priori aceptable. Summers incluso propone utilizar el exceso de ahorro internacional para hacer inversiones públicas. Pero, ¿Cómo afectaría al crecimiento potencial de la economía tener dos aeropuertos en Castellón? ¿Realmente se podría pagar cualquier nivel de deuda a partir de inversiones improductivas? Yo por si acaso seguiría buscando vida extraterrestre.

jueves, 16 de abril de 2015

Cookisto, un ejemplo de economía colaborativa



(Un texto de Elena Hita en el suplemento económico de El Mundo del 24 de noviembre de 2013)

Vender las sobras. La crisis ha puesto de moda el trueque, la economía colaborativa, las monedas alternativas. Y, en Grecia, golpeada con una tasa de paro de casi el 28%, van por delante. Lo último, Cookisto, una forma de compartir la comida. El proyecto no surgió tanto como una necesidad de ganar dinero -apenas 200 euros al menos- sino por compartir entre tanta gente sin recursos. Cuenta BBC que 12.000 cocineros -no todos profesionales- se han sumado a esa comunidad donde ofrecen raciones de calidad a 3,5 euros.

jueves, 9 de abril de 2015

Cuando el precio de la cebolla 'tumba' a un Gobierno



(Un texto de Elena Hita en el suplemento económico de El Mundo del 24 de noviembre de 2013)

La India vuelve a vivir una nueva crisis a cuenta de este bulbo, básico en la dieta del país. Las lluvias lo han encarecido casi un 300% en el último año, y la tensión empieza a crecer, especialmente, con las elecciones municipales y generales a la vuelta de la esquina. Y es que no sería la primera vez que este alimento influye en la caída de un Gobierno. Indira Gandhi, por ejemplo, consiguió su victoria aprovechando el alto precio del tubérculo en 1980. Es tal su importancia, que Groupon se colapsó en septiembre por una oferta. Por eso, los partidos políticos se afanan estos días vendiendo cebollas a precios de saldo para ganar votantes.

jueves, 2 de abril de 2015

La europeriferia



(Un texto de Ferrán Brunet, profesor titular de economía aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, en el suplemento económico de El Mundo del 19 de enero de 2014)

Entre los países de la Unión Europea se ha producido una potente dualización: mejoran los del Centro y el Norte, y empeoran los del Sur y el Este. En la zona euro esta asimetría es muy evidente: ha aparecido una europeriferia compuesta por los países mediterráneos, varios de cuales incluso fueron rescatados financieramente.

Precisamente, en estos países la introducción del euro generó tal auge de actividad que ésta derivó en burbuja financiera, inmobiliaria, de endeudamiento privado y público, de costes -particularmente los laborales- y de inmigración. En 2009 Grecia empezó a trastabillar y su primer rescate llegó en mayo de 2010. Siguieron los rescates de la deuda pública de Irlanda y Portugal, y los de la banca de Chipre y España. Italia y Francia consiguieron escabullirse.

Fijémonos: el euro debía servir para la convergencia de las economías europeas. En cambio, tras una década prodigiosa, la convergencia formal en la unión monetaria europea se ha trocado en importantes divergencias materiales entre un Norte que aguanta bien la crisis y un Sur que colapsó.
Los problemas en la zona euro se deben a la conjunción de dos realidades. En primer lugar, la del no es (aún) un área monetaria óptima puesto que los mercados de trabajo son nacionales, siendo el movimiento de trabajadores mínimo, y la flexibilidad de los salarios es nula. Por ello los ajustes a la nueva situación productiva que no se pueden hacer en precios, esto es en salarios de los ocupados (que no cesan de subir, a pesar de que el PIB cae), se hacen en cantidades, esto es en desempleo (que se concentra en algunos países). 

Además otro requisito para ser un área monetaria óptima -y que pueda responder equilibradamente a las perturbaciones- tampoco se da en la Eurozona: los bancos siguen siendo nacionales, de modo que las crecientes y desequilibradas transacciones entre países dan lugar a saldos crecientes que no se compensan más que a través del Banco Central Europeo. 

La segunda realidad que hace problemática a la zona euro es que las diferencias en competitividad entre países en lugar de reducirse se incrementaron. Al no ser la eurozona un área monetaria óptima, las diferencias en productividad de los países se amplían en lugar de balancearse, y dan lugar a crecientes euroimbalances. Además, los países del Sur, confrontados como están a severos déficits públicos y de balanza exterior, muestran menor brío reformador, y algunos verdadero cansancio.
En este mundo que es global pero dónde los niveles de salarios son dispares, el reto económico de Europa es la competitividad. Ajá, pero Europa es realmente dispar: hay zonas de altísimos salarios y extraordinariamente competitivas (Centro y Norte) y zonas de salarios medianos cuya productividad y competitividad es limitada (Sur y Este). 

Luego el problema económico global de Europa, la competitividad, se concentra en la periferia. En la europeriferia el déficit de competitividad coincide con la urgencia de la estabilización financiera. Por ello, en la europeriferia el riesgo de insolvencia se dobla con el riesgo de liquidez. Además, el alto riesgo de la europeriferia incide sobre el conjunto de la eurozona, y por tanto también en los países virtuosos del Norte y Centro.

Los países de la europeriferia necesitan, primero estabilización financiera para limitar el agudo riesgo de quiebra de las finanzas públicas (por imposibilidad de pagar la amortización y de acceder a nuevo crédito) y de quiebra de los bancos (tenedores de deuda pública), y segundo reformas estructurales para potenciar su competitividad. 

De hecho, la europeriferia está avanzando en ambos aspectos. Los programas de rescate han logrado estabilizar a los europeriféricos. También mejora su competitividad: algún país, como España, ha obtenido en 2012 y 2013 superávits en la balanza por cuenta corriente por primera vez en cuatro décadas. La europeriferia empieza a ser competitiva; está dejando de ser periferia económica.
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