martes, 22 de septiembre de 2020

Medir bien

(Un texto de Jorge Parra en el suplemento económico del Heraldo de Aragón del 14 de junio de 2020)


Como señaló acertadamente Lord Kelvin, «lo que no se mide no se puede mejorar». Sin embargo, también podemos caer en el error contrario: medir en exceso, o medir mal. El profesor William Tayle señala que en algunos casos la obsesión por el cumplimiento de determinados indicadores es tan fuerte que su persecución sustituye al cumplimiento de la estrategia.

El caso de Wells Fargo es paradigmático: el banco ha tenido que asumir una multa millonaria y la pérdida de reputación debido a que sus comerciales abrieron cuentas corrientes sin su consentimiento a más de 3 millones de clientes, obligados al cumplimiento de unos objetivos de ventas que sus propios jefes consideraban inalcanzables. La suplantación de la estrategia por indicadores puede conducir a resultados catastróficos.

Cuando la administración colonial francesa en Indochina quiso erradicar el exceso de ratas aprobó una ley otorgando una recompensa por cada animal muerto entregado a las autoridades. Aunque el objetivo era controlar la plaga muchos ciudadanos se dedicaron a criarlas. Hay que tener cuidado en no confundir el fin -los objetivos- con los métodos de medición. La obsesión indiscriminada por las métricas podría llegar a hundir la estrategia de una compañía.
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