lunes, 16 de septiembre de 2013

El teclista que se convirtió en magnate



(Publicado en el Heraldo del 17 de marzo de 2013)

Forbes es sinónimo de información económica en todo el planeta. Un apellido referencial y emblemático. 96 años después de que la revista fuera fundada en Nueva York, nace la edición española que aparecerá en los kioscos el primer día de cada mes con una tirada inicial de 65.000 ejemplares.

El Grupo Forbes, paradigma de la empresa familiar, debe su existencia a Bertie Charles Forbes, un escocés audaz con una trayectoria vital que merece ser contada. Encarna la figura del ‘outsider’ que se rebela contra su destino y abraza el éxito más rotundo.

Nació en 1880 en New Deer, un pueblecito norteño, a 288 kilómetros de Glasgow, que apenas alcanza los 600 habitantes. Su padre era sastre y terminó regentando una cervecería. Un profesor alteró el guión vital del pequeño Bertie al recomendarle que probara fortuna como teclista en un diario regional, el ’Peterhead Sentinel'. No tardo en escribir sus propios artículos y captó la atención del 'Dundee Courier’, un rotativo mayor en el que firmaba crónicas judiciales, de sucesos y deportivas.

Le alimentaba una pasión exacerbada por el trabajo. Las horas y el esfuerzo no importaban ante la posibilidad de relatar una historia interesante. «El trabajo es la carne de la vida. El placer es el postre», fue una de las máximas que le acompañó hasta la muerte. Su reputación traspasó fronteras y en 1902 fue fichado por el 'Johannesburg Standard’. Permaneció dos años en Sudáfrica y regresó a Escocia ya centrado en la actualidad empresarial y financiera. También le obsesionaba Nueva York, la capital mundial de la prensa. Unió ambas pasiones y en 1904 se presentó en la Gran Manzana con una oferta irrechazable para el editor del 'New York Journal's of Commerce': «Voy a trabajar gratis».

Sus reportajes con un estilo muy personal merecieron una gran popularidad y fue ascendiendo fulgurantemente. Rechazó ofertas de Londres, se le permitió escribir columnas en periódicos que eran competencia y, finalmente, fue seducido por William Randolph Hearst. El imbatible magnate de los medios de comunicación le llenó los bolsillos y le encumbró como gurú de la información económica.

El terco e insaciable escocés renunció a su privilegiada posición para abordar su proyecto más ambicioso: crear su publicación. Así vio la luz 'Forbes' en 1917, gracias a sus ahorros y a los préstamos que le concedieron vanos empresarios. Escribía la mayoría de los contenidos y cada ejemplar se despachaba por 15 centavos. El resto es historia.

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