(La
columna de Pablo Rodríguez Suanzes en el suplemento económico de El Mundo del 9
de febrero de 2014)
El polémico informe de Oxfam sobre el aumento de la
desigualdad ha reabierto un debate que, en realidad, nunca ha estado cerrado. Las
cifras de la ONG eran malas, pero la discusión es muy importante (http://www.malaprensa.com/2014/01/hoy-en-el-purgatorio-pobres-y-ricos-en.html).
The Economist se pregunta por qué los
pobres no están asaltando las barricadas (http://www.economist.com/blogs/democracyinamerica/2014/01/inequality-0?fsrc=scn%2Ftw_ec%2Fwhy_aren_t_the_poor_storming_the_barricades_).
La respuesta clásica: porque su situación no es tan mala. Los ricos tienen coches
de lujo, televisiones planas y aviones privados, pero un coche barato, una
televisión normal y un aeroplano de línea regular cumplen la misma función (http://object.cato.org/sites/cato.org/files/pubs/pdf/pa640.pdf).
La revista, sin embargo, apunta a otro riesgo: la desigualdad de consumo.
Precisamente, Cynamon y Fazzari acaban de publicar un paper en el que explican cómo la desigualdad está afectando al crecimiento
y retrasando la recuperación. En EEUU, afirman, el 5% con mayores salarios ha
recuperado los patrones de consumo anteriores a la crisis, pero el 95% con
menos, no. Hasta la década de los 80, los ingresos de ambos subían a ritmos
semejantes, cerca del 4%. Desde entonces, no ha hecho sino cambiar (http://www.washingtonpost.com/business/economy/income-inequality-hurts-economic-growth-researchers-say/2014/01/24/cb6e02a0-83b0-11e3-9dd4-e7278db80d86_story.html).
Justin Fox piensa de forma similar y cree que «todas las cosas divertidas les han
ocurrido al 20%» con más ingresos (http://blogs.hbr.org/2014/01/we-cant-afford-to-leave-inequality-to-the-economists/).
¿Qué factor tiene el matrimonio en esta lucha? Annie Lowrey
recuerda cifras claras que relación las relaciones estables con menos pobreza (http://www.nytimes.com/2014/02/09/magazine/can-marriage-cure-poverty.html?smid=tw-share&_r=1).
Otro estudio, Wayward Sons, destaca
en cambio la rápida decadencia del hombre soltero (http://www.nationalreview.com/article/370240/inequality-marriage-culture-collapse-mona-charen).
Jeremy Greenwood ha descubierto otra cosa: los matrimonio cada vez son más
homogéneos, los príncipes ya no buscan cenicientas
(http://mobile.nytimes.com/blogs/economix/2014/01/27/income-inequality-in-the-u-s-means-princes-dont-go-after-cinderellas/?smid=tw-nytimeseconomix&seid=).
Matthew O'Brien lo resume con otro ejemplo: hemos pasado de Mad Men, con hombres con estudios
casados con amas de casa a la de Cuando
Harry encontró a Sally (http://www.theatlantic.com/business/archive/2014/02/how-i-when-harry-met-sally-i-explains-inequality/283517/).
Sin embargo, un paper reciente
asegura que la movilidad intergeneracional no se ha reducido (http://www.bruegel.org/nc/blog/detail/article/1232-blogs-review-more-inequality-same-mobility),
lo que desmota la célebre Curva del Gran Gatsby, que liga movilidad y desigualdad
(http://www.whitehouse.gov/blog/2013/05/28/great-gatsby-curve).
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