(Un texto de Ángeles Castillo en la revista Mujer de Hoy del
8 de noviembre de 2014)
¿Puede una mujer acabar con la pobreza? Una pregunta así, tan
quijotesca, queda en el aire hasta que uno se topa con la francesa Esther Duflo,
ese tipo de economista al que nos acostumbró el escritor José Luis Sampedro:
entretenida las 24 horas en componer una buena letra para tantos números y con
los pies (y el corazón) en la tierra. De hecho, es profesora de Reducción de la
Pobreza y Economía del Desarrollo en el prestigioso Instituto Tecnológico de
Massachusetts, una asignatura que suena utópica, aunque se alimente solo de
realidad.
Y es que Duflo, que no ha perdido su acento francés a pesar
de haber tocado el cielo intelectual en Estados Unidos y ser consejera del
presidente Obama. Está empeñada en aplicar el método científico a los problemas
pendientes de solución de la humanidad. Pero no con grandes palabras, sino con
pequeños hechos y buenos ejemplos; en Udaipur (en el estado indio de Rajastán)
demostró que se puede multiplicar la tasa de vacunación infantil por seis,
regalando un kilo de lentejas como reclamo. Ante las críticas, dijo: "Es
más barato regalar lentejas" que pagar los costes de las enfermedades que
se podían haber evitado.
En África subsahariana, donde la malaria mata a cientos de
miles de personas, propuso repartir mosquiteras gratis un año, observar qué hacían
con ellas y ver si al siguiente estarían dispuestos a comprarlas por una cantidad
simbólica. Y así con todo; si la meta es que los niños asistan a la escuela, se
les pueden pagar los uniformes, eliminar las cuotas, construir letrinas...
"Pero hagámoslo", suplica.
Luchar contra la pobreza global es, para ella, una cuestión de
lentejas, mosquiteras o letrinas, con un lema que ha hecho suyo en las altas
esferas, ONU y Bill Gates incluidos: “Por algo se empieza". Hace experimentos,
sí, pero siempre en beneficio de las comunidades y con su consentimiento, y el
resultado es la mejor de las políticas antipobreza. Pueden ser estufas para cocinar,
preservativos, agua potable o alimentos enriquecidos para reducir la anemia. En
su libro, Repensar la pobreza (2012),
escrito con el profesor Abhijit V. Banerjee, daba un montón de soluciones,
ninguna a lo grande: microeconomía en estado puro. Vive de hacerse preguntas:
"¿Por qué un hombre de Marruecos que no podía alimentar a su familia
compró un televisor?". Y de encontrar respuestas, como esta; "Su
felicidad puede ser tan importante como su salud".
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