miércoles, 26 de diciembre de 2012

Las subvenciones agotan los mares



(Un artículo de Pedro Cáceres en El Mundo del 2 de octubre de 2011)

«Hemos estado pescando demasiado. Hemos tirado por la borda las capturas que no queríamos. Y hemos permitido que la flota se haga obesa. Tenemos que romper el círculo vicioso: hay cada vez menos peces, así que dedicamos más esfuerzo y potencia a pescar, lo que provoca que haya todavía menos pescado, lo que obliga a aumentar la potencia y el esfuerzo, y así continuamente». La autora de estas críticas es la propia comisaria europea de Pesca. La griega Maria Damanaki, que llegó al cargo a finales de 2009, ha iniciado una reforma de la Política Pesquera Común (PPC) que debería entrar en vigor en 2013 y tiene como primer objetivo rebajar las capturas y el esfuerzo pesquero hasta un margen de seguridad biológico. 

La Comisión Europea admite que las pesquerías están exhaustas. «Si no cambiamos la política actual, en 2022 sólo ocho de las 136 pesquerías europeas estarán en un nivel sostenible », ha declarado Damanaki. En ese sentido, Paul Connolly, vicepresidente del International Council for The Exploration of The Sea (ICES), el organismo de investigación que asesora científicamente a la Comisión, ha declarado a El Mundo: «El 88% de los stocks están sobreexplotados y un 30% están en riesgo de colapso, es decir, de llegar a un nivel en el que la recuperación sea difícil, aunque se deje de pescar».
Los políticos siempre han sido generosos con las cuotas pesqueras. Connolly indica que, de media, Bruselas permite cada año un 40% más de capturas que las recomendadas por la ciencia. Damanaki propone ahora que en 2015 todas las capturas se ajusten a la capacidad de regeneración de las pesquerías.

La reforma afectará a un sector que, en 2010, empleó a 141.000 personas, mantuvo una flota de 8.000 embarcaciones y capturó 1,8 millones de toneladas de pescado por un valor de 7.700 millones de euros. España es el país líder, con el 15% del empleo, el 13% de los barcos y el 25% de capacidad de la flota. La UE cree sin embargo que hay que recortar: «Hay demasiados barcos persiguiendo a pocos peces», afirma un informe de la Comisión Europea.
Ciertas voces denuncian que el dinero público ha alimentado la sobreexplotación. Un informe de la organización conservacionista Oceana señala que en 2009 las subvenciones a la industria pesquera de la UE llegaron a los 3.300 millones de euros. España fue el país que más recibió, con 733 millones de euros. 

Para Oceana, las cifras reales de ayudas son hasta tres veces superiores a los números oficiales de la Comisión Europea, que solo incluyen el Fondo Europeo de la Pesca (FEP) y no la contribución de los estados. Oceana denuncia que esos 3.300 millones de euros recibidos por el sector en 2009 equivalen a la mitad del valor de todas las capturas desembarcadas en la UE. De hecho, según la ONG, hay 13 países europeos que reciben subsidios superiores al valor de las capturas que desembarcan en sus puertos. «Las exenciones fiscales al combustible, el cambio de motores o la construcción de puertos e infraestructuras contribuyen a la sobrepesca y la baja eficiencia económica del sector», dice Oceana. 

De hecho, la propia comisaria europea admite que ha habido perversiones: «Sólo entre 2000 y 2006 invertimos 906 millones en desguazar barcos. Pero al mismo tiempo, se construían otros nuevos o se mejoraban con tecnologías más avanzadas, de modo que cada año, la capacidad de captura de la flota mejora un 3%. Esos 906 millones es mucho dinero de los contribuyentes gastado para no conseguir nada», afirmó la comisaria Damanaki hace 10 días.
El estado que más se beneficia de las ayudas públicas ha sido España. Una investigación llevada a cabo por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) y que se da a conocer hoy señala que la industria pesquera española ha recibido más de 5.800 millones de euros en subvenciones desde el año 2000. Según ICIJ, estas ayudas públicas representan un tercio del valor del sector pesquero y de la acuicultura. Así, «uno de cada tres peces capturados en el mar o criados en piscifactorías se financian con dinero de los contribuyentes», afirman.
La investigación de ICIJ no se basa en estimaciones, sino en el gasto real en ayudas pagadas a la industria pesquera española en los últimos años. Es decir, pagos reflejados en documentos oficiales. El dinero proviene principalmente de fondos europeos, pero también del Estado y de las autonomías. El informe de ICIJ, que puede consultarse en la web www.iwatchnews.org, afirma también que reciben ayudas incluso aquellos industriales que han sido sancionados por incumplir la normativa. 

Javier Garat, secretario general de la Confederación Española de Pesca (Cepesca) que aglutina a la mayor parte del sector, cree que el informe del ICIJ «no se ajusta a la realidad». Según él, las ayudas públicas recibidas por el sector fueron de 2.438 euros en el periodo 2000-2006. Para 2007-2013 hay previstos otros 2.071. Alicia Villauriz, responsable de la Secretaría General del Mar del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, confirma a EL MUNDO esas cifras. 

Hay que tener en cuenta que los cálculos de Oceana y del ICIJ incluyen todo tipo de ayudas que el sector recibe y que no entran en la contabilidad del Ministerio y de Cepesca. Entre ellas están, por ejemplo, las exenciones de impuestos de combustible, que según el ICIJ han supuesto un ahorro de 2.000 millones de euros desde 2000 para la pesca española. Sobre este extremo, Garat explica que la exención de impuestos de combustible para buques no es privilegio del sector pesquero, sino de toda la flota internacional, incluida la mercante. Y sobre las subvenciones a la pesca, explica que al igual que las agrícolas, están incluidas en los tratados fundacionales de la UE y contribuyen a mantener el empleo y la actividad en muchas regiones especialmente necesitadas. 

En ese sentido, Markus Knigge, asesor del Pew Environment Group, un think tank de defensa del medio ambiente, critica que hay un error de origen en las políticas europeas: «Se partió de la base de que al poner más tecnología y subvenciones en el campo se producía más. Se ha hecho lo mismo en el mar sin ver que al aumentar el esfuerzo sólo consigues vaciarlo».

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