(Un artículo de Pedro Cáceres en El Mundo del 2 de octubre
de 2011)
«Hemos estado pescando demasiado. Hemos tirado por
la borda las capturas que no queríamos. Y hemos
permitido que la flota se haga obesa. Tenemos que romper el círculo vicioso:
hay cada vez menos peces, así que dedicamos más esfuerzo y potencia a pescar,
lo que provoca que haya todavía menos pescado, lo que obliga a aumentar la
potencia y el esfuerzo, y así continuamente». La autora de estas críticas es la
propia comisaria europea de Pesca. La griega Maria Damanaki, que llegó al cargo
a finales de 2009, ha iniciado una reforma de la Política Pesquera Común (PPC)
que debería entrar en vigor en 2013 y tiene como primer objetivo rebajar las
capturas
y el esfuerzo pesquero hasta un margen
de seguridad biológico.
La Comisión Europea admite que las pesquerías están
exhaustas. «Si no cambiamos la política actual, en 2022 sólo ocho de las
136
pesquerías europeas estarán en un nivel sostenible », ha declarado Damanaki. En
ese sentido, Paul Connolly, vicepresidente del International Council for The Exploration of The Sea (ICES), el
organismo de investigación que asesora científicamente a la Comisión, ha
declarado a El Mundo: «El 88% de los stocks están
sobreexplotados y un 30% están en riesgo de colapso, es decir, de llegar a un
nivel en el que la recuperación sea difícil, aunque se deje de pescar».
Los políticos siempre han sido generosos con las
cuotas pesqueras. Connolly indica que, de media, Bruselas
permite cada año un 40% más de capturas que las
recomendadas por la ciencia. Damanaki propone ahora que en 2015 todas las
capturas se ajusten a la capacidad de regeneración de las pesquerías.
La reforma afectará a un sector que,
en 2010, empleó a 141.000 personas, mantuvo una flota de 8.000 embarcaciones
y capturó 1,8 millones de toneladas de pescado por un valor de 7.700 millones
de euros. España es el país líder, con el 15% del empleo, el 13% de los barcos
y el 25% de capacidad de la flota. La UE cree sin embargo que hay que recortar:
«Hay demasiados barcos persiguiendo a pocos peces», afirma un
informe
de la Comisión Europea.
Ciertas voces denuncian que el dinero público ha
alimentado la sobreexplotación. Un informe de la organización conservacionista
Oceana señala que en 2009 las subvenciones a la industria
pesquera de la UE llegaron a los 3.300 millones de euros. España fue el país
que más recibió, con 733 millones de euros.
Para Oceana, las cifras reales de ayudas
son hasta tres veces superiores a los números oficiales de la Comisión Europea,
que solo incluyen el Fondo Europeo de la Pesca (FEP) y no la contribución de
los estados. Oceana denuncia que esos 3.300 millones
de euros recibidos por el sector en 2009 equivalen a la mitad del valor de
todas las capturas desembarcadas en la UE. De hecho, según la ONG, hay 13 países
europeos que reciben subsidios superiores al valor de las capturas que
desembarcan en sus puertos. «Las exenciones fiscales al combustible, el cambio
de motores o la construcción de puertos e infraestructuras contribuyen a la sobrepesca
y la baja eficiencia económica del sector», dice Oceana.
De hecho, la propia comisaria europea admite que ha
habido perversiones: «Sólo entre 2000 y 2006 invertimos 906 millones en desguazar
barcos. Pero al mismo tiempo, se construían otros nuevos o se mejoraban con
tecnologías más avanzadas, de modo que cada año, la capacidad de captura de la
flota mejora un 3%. Esos 906 millones es mucho dinero de los contribuyentes gastado
para no conseguir nada», afirmó la comisaria Damanaki hace 10 días.
El estado que más se beneficia de
las ayudas
públicas ha sido España. Una investigación llevada a cabo por el Consorcio
Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés) y
que se da a conocer hoy señala que la industria pesquera
española ha recibido más de 5.800 millones de euros en subvenciones desde el
año 2000. Según ICIJ, estas ayudas públicas representan un tercio del valor del
sector pesquero y de la acuicultura. Así, «uno de cada tres peces capturados en
el mar o criados en piscifactorías se financian con dinero de los
contribuyentes», afirman.
La investigación de ICIJ no se basa en estimaciones,
sino en el gasto real en ayudas pagadas a la industria pesquera española en los
últimos años. Es decir, pagos reflejados en documentos oficiales. El dinero proviene
principalmente de fondos europeos, pero también del Estado y
de
las
autonomías.
El informe de ICIJ, que puede consultarse en la web www.iwatchnews.org, afirma
también que reciben ayudas incluso aquellos industriales que han sido
sancionados por incumplir la normativa.
Javier Garat, secretario general de la Confederación
Española de Pesca (Cepesca) que aglutina a la mayor parte del sector, cree que
el informe del ICIJ «no se ajusta a la realidad». Según él, las ayudas públicas
recibidas por el sector fueron de 2.438 euros en el periodo 2000-2006. Para
2007-2013 hay previstos otros 2.071. Alicia Villauriz, responsable
de la Secretaría General del Mar del Ministerio de Medio Ambiente
y Medio Rural y Marino, confirma a EL MUNDO esas cifras.
Hay que tener en cuenta que los cálculos de Oceana y
del ICIJ incluyen todo tipo de ayudas que el sector recibe y que no entran en la
contabilidad
del Ministerio y de Cepesca. Entre ellas están, por ejemplo,
las exenciones de impuestos de combustible, que según el ICIJ han supuesto un ahorro
de 2.000 millones de euros desde 2000 para la pesca española. Sobre este
extremo, Garat explica que la exención de impuestos de combustible para buques
no es privilegio del sector pesquero, sino de toda la flota internacional,
incluida la mercante. Y sobre las subvenciones a la pesca, explica que al igual
que las agrícolas, están incluidas en los tratados fundacionales de la UE y
contribuyen a mantener el empleo y la actividad en muchas regiones especialmente
necesitadas.
En ese sentido, Markus Knigge, asesor del Pew Environment
Group, un think tank de defensa del medio ambiente, critica que hay un error de
origen en las políticas europeas: «Se partió de la base de que al poner más
tecnología y subvenciones en el campo se producía más. Se ha hecho lo mismo en
el mar sin ver que al aumentar el esfuerzo sólo consigues vaciarlo».
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