(Complemento a un
artículo de C.S. en el suplemento económico de El Mundo del 26 de abril de
2009)
En
febrero de 2003, sólo un año después del discurso de Bush que animaba a todos
los norteamericanos a comprar una casa, Armando Falcón presentó un extenso
informe ante el Congreso de los Estados Unidos titulado 'Riesgo sistémico:
Fannie Mae, Freddie Mac y la OFHEO’.
La
OFHEO era la oficina estatal que dirigía el mismo Falcón. Clinton lo había
puesto allí en 1999 y su cometido era vigilar que Fannie Mae y Freddie Mac no
hicieran cosas raras, ser un controlador de sus cuentas.
Los
dos primeros escenarios expuestos en el documento de Falcón afiimaban que los
problemas financieros de una de las empresas hipotecarias se podía amortiguar
si la otra empresa la apoyaba. Pero en caso de que las dos empresas
hipotecarias afrontasen serios problemas de liquidez, el resultado sería
pavoroso: «Crearía problemas en toda la economía». Falcón añadía que si esos
problemas contagiaban al sistema bancario que comerciaba con obligaciones de
Fannie y Freddie, y al sector financiero en general, «dañarían la economía de
los Estados Unidos y del mundo entero». Era la peste global. Y terminaba: «Si
el Gobierno no previene esta crisis financiera, el derrumbe potencial de la
economía puede ser muy profundo».
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