(La columna de Pablo Rodríguez Suanzes en el suplemento económico de El
Mundo del 21 de febrero de 2010)
En las últimas semanas, Grecia se ha convertido en la nueva mesa de operaciones
para los doctores Frankenstein de
todo el mundo. Aunque los consejos no han faltado, una de las ideas más comentadas
ha sido la propuesta (o imposición) alemana: la subida del IVA en al menos un 1%.
¿Serviría para recuperar la economía? Tyler Cowen, poco sospechoso de
simpatizar con las subidas de impuesto, cree que es una herramienta que debe estudiarse,
incluso para EEUU, donde apenas existe (www.marginalrevolution.com). Greg
Mankiw, de Harvard, defendió en The New York
Times la semana pasada que el IVA quizás sea la mejor peor opción (http://www.nytimes.com/2010/02/14/business/economy/14view.html?_r=0).
Sin embargo, no todo el mundo comparte una visión tan positiva del IVA (VAT
en inglés). Frederick Sautet responde en un blog, con ejemplos concretos (Nueva
Zelanda), a la fiebre del valor añadido
en el blog www.coordinationproblem.org, argumentando contra un optimismo
irracional. El Congreso de EEUU, por su parte, tiene un caucus peculiar formado por 45 Congresistas y 2 senadores anti-IVA,
coordinado desde la plataforma Americans
for a Tax Reform (www.atr.org). En España, los Inspectores de Hacienda han alertado
de que subirlo, como en el 93, provocaría más fraude: http://cuadernoskeynesianos.blogspot.com.
Si el IVA tampoco es la solución, ¿qué puede funcionar en Grecia? Laurence
Kotlikoff proponía el jueves en Financial
Times una medida arriesgada y excepcional: ya que el Gobierno no puede devaluar
la moneda, podría intentar imponer un control de precios y salarios del 30% para
mejorar la competitividad, restableciendo a los tres meses los mecanismos del mercado
(http://blogs.ft.com/economistsforum). Si ni eso salva al Estado, queda recurrir
a unos derivados menos polémicos que los usados para maquillar sus cuentas: los
islámicos (http://www.reuters.com/article/2010/02/16/us-islamicbanking-summit-cib-idUSTRE61F1XP20100216).
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