(Un texto de Josune Ayestarán en el suplemento económico de
El Mundo del 16 de marzo de 2014)
Posponer la edad de retiro y recurrir a fondos privados son
las principales medidas adoptadas por los países para mantener a flote sus
sistemas de pensiones. Los recortes en las prestaciones y el retraso en la edad
de jubilación pueden ayudar a reducir el gasto, pero el horizonte continúa
nebuloso.
Así lo recoge el informe Pensions
at a Glance 2013 (http://www.oecd.org/pensions/public-pensions/OECDPensionsAtAGlance2013.pdf)
cuyas estimaciones apuntan que 28 países del grupo OCDE31 aumentarán su gasto
público en pensiones entre 2010 y 2050, un gasto que crecerá a más velocidad que
su PIB. En 2010, el porcentaje del PIB destinado a estos subsidios en la OCDE28
se situó, de media, en el 9,3%, pero se espera que en 2050 alcance el 11,7%.
Sólo Dinamarca, Francia, Italia, Suecia y EEUU conseguirán mantener este desembolso,
siendo Polonia y Estonia los únicos que experimentarán una reducción destacable.
En el caso de España, se calcula pasar del 10,1% de 2010 al 14% en 2050.
En este contexto, los planes de pensiones privados están
llamados a jugar un papel crucial. Entre 2009 y 2010, la población en edad de trabajar
que contaba con un plan de este tipo ascendía al 88% en Holanda; en España, se
quedaba en un tímido 18,6%. En cuanto a estímulos fiscales, en 2003 la República
Checa se convertía en el país con mayores incentivos, seguido de Alemania y
Canadá.
El Gobierno ha anunciado nuevos incentivos para invertir en
fondos de pensiones y ya tiene en su poder las propuestas de los expertos para
la reforma fiscal. Ahora toca esperar para ver cuáles son llevadas finalmente a
la práctica y en qué grado respetan el derecho de los ciudadanos a decidir cómo
planificar su propio retiro.
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