(La columna de Josune
Ayestarán en el suplemento económico de El Mundo del 15 de diciembre de 2013)
[…] se publicaba en el
BOE la Ley de Garantía de Unidad de Mercado, basada en el principio de licencia
única, que busca reforzar la libre circulación de bienes, simplificar los trámites
y contribuir a la competitividad. La ley permite a las empresas acogerse a su
legislación de origen para operar en todo el país, sin necesidad de solicitar
permisos específicos en cada región. Con la crisis, el camino hacia el
crecimiento pasa por el ahorro de costes burocráticos e impuestos mínimos para
dinamizar el consumo. Así lo expresa el estudio de Civismo Libertad Económica en España 2013: «Cuando las barreras
administrativas para desarrollar un negocio resultan elevadas en términos de
coste y tiempo, gran parte de la actividad se retrae». El informe concluye que
existe una correlación positiva entre la libertad económica y la prosperidad de
las regiones.
Según ese estudio, la
excesiva regulación de algunas CCAA sobre el tamaño del establecimiento, las
licencias y los horarios de apertura dañan la actividad comercial. Cataluña es
un claro mal ejemplo. Así como Madrid se ha reinventado para ser la ciudad
ideal para el turismo de compras, Barcelona ha perjudicado su potencial
comercial con unos horarios restrictivos que obligan a cerrar cuando los
turistas quieren comprar.
Londres ha eliminado
todas las limitaciones horarias de apertura y se ha convertido en la ciudad
europea con mayor atractivo para el turismo de compras. También en Francia las
cosas empiezan a cambiar y las encuestas indican que el 71 % de los franceses
estaría dispuesto a trabajar el domingo. Estos países saben que la libertad de
comercio crea puestos de trabajo y genera una excepcional recaudación de IVA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario