sábado, 13 de septiembre de 2014

Un rescate con muchas caras



(La columna de Pablo Rodríguez Suanzes en el suplemento económico de El Mundo del 28 de septiembre de 2008)

[Últimamente], se han puesto de moda vatios términos relacionados con los rescates estatales de empresas al borde de la quiebra. Entre ellos, destacan los de bail-out y bridge loan (swing loan). ¿Qué diferencias hay? Pues la misma que entre liquidez y solvencia. Si se trata de lo primero, las empresas puede solicitar un bridge loan o préstamo puente. Es decir, un préstamo a corto plazo que se concede mientras la compañía «se asegura financiación permanente o acaba con una obligación existente». (www.investopedia.com/terms/b/bridgeloan.asp). […]

Un bail-out o rescate financiero es algo más serio. Aunque su objetivo principal es también ayudar a hacer frente a las obligaciones a corto plazo, suele estar más asociado a la falta de solvencia que a la de liquidez, y a una bancarrota inminente. El problema es que, muchas veces, estos rescates no son sino parches insuficientes, como destaca el editorial de The New York Times del pasado día 19 [de septiembre de 2008] (www.nytimes.com/2008/09/20/opinion/20sat1.html). Ahora, tras el acuerdo alcanzado entre demócratas y republicanos en EEUU, parece que el mayor rescate desde la Gran Depresión está cerca. Eso sí, la broma costará 700.000 millones de dólares a los contribuyentes. El semanario liberal The Economist se preguntaba con razón […], con sarcasmo y temor, What's next? (www.economist.com).

Uno de los momentos más delicados de [ese] mes para los dirigentes de la Reserva Federal fue cuando tuvieron que decidir no rescatar Lehman Brothers. ¿Por qué Lehman no y Bear Stearns sí? Porque las implicaciones de la caída de uno y otro para el sistema financiero no hubiesen sido las mismas, como explicaba David Gaffen en su blog del Wall Street Journal (http://blogs.wsj.com/marketbeat). ¿Deben caer los gigantes con pies de barro? James Surowiecki ofrecía el [anterior mes de] marzo una visión histórica destacando lo que ocurrió en los años 30 cuando eso mismo pasó (www.newyorker.com).

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