sábado, 9 de febrero de 2013

Innovación industrial a la alemana

(Un artículo de Rosa García, presidente de Siemens España, en el suplemento económico de El Mundo del 23 de diciembre de 2012. Una vez que le quitas la parte de admiración ciega, hay cosas interesantes...)



Pará entender la actual situación económica de Alemania debemos echar la vista atrás: En 2002, sus datos macroeconómicos no eran demasiado boyantes y se encendieron varias luces rojas que obligaron al Gobierno Federal el lanzar un plan denominado Agenda 2010. El objetivo de esta iniciativa era, sobre todo, crear una economía mucho más flexible y capaz de adaptarse con mayor rapidez a los ciclos económicos cambiantes. Así, por ejemplo, en el intento de reducir la burocracia estatal, se suprimieron más de 300 normas que se consideraron superficiales. 

Los resultados muestran que estas medidas dieron resultados. Desde enero de 2008, el DAX ha resistido la tormenta dejándose un 5%, frente al 87% del Ibex o el 63% del Eurostoxx. Por otro lado, las empresas alemanas se financian al 3,76% (lejos del 6% español) y a pesar de que su economía está dando muestras de cansancio en los últimos meses -en parte por el enfriamiento de países como China o India- sus perspectivas de crecimiento para el 2013 se sitúan en el 1% frente al estancamiento y caída de sus vecinos europeos.

Quizá uno de los puntos más importantes de la Agenda 2010 fue la reforma del mercado laboral. Las medidas implantadas aportaron una mayor flexibilidad, que permitieron a las empresas reducir las jornadas laborales para adaptarse a la caída de la actividad sin despidos y así mantener la tasa de paro en el 5,4% actual. A día de hoy, las personas empleadas part time en Alemania suponen el 26,6% frente al 13,8% en España. En Siemens, por ejemplo, 19.000 trabajadores redujeron sus jornadas en los peores momentos de la crisis. 

Por otro lado, se estimuló la contratación por plazo determinado, siempre y cuando no exceda de dos años y se establecieron los mini jobs. Estos contratos (en los que sólo cotiza a Hacienda el empleador) no pueden superar las 20 horas semanales ni los 400 euros, por lo que se han convertido en una fuente de financiación estable para jóvenes mientras estudian. 

Hablar de Alemania es hacerlo de su base industrial, que supone casi el 25% del PIB nacional. Frente a los procesos de deslocalización que han vivido el resto de países europeos, Alemania está especializada en el desarrollo y la fabricación de bienes de inversión y tecnologías de producción. Los principales sectores son la automoción, la ingeniería mecánica, la electrotecnia y la industria química, en los que trabajan cerca de 3 millones de personas, que generan una facturación de más de 800.000 millones de euros. Sus procesos de producción generan productos de alto valor añadido que han permitido que el país germano sea uno de los primeros fabricantes de coches en el mundo (principalmente de gama media y alta) o que su tasa de exportaciones de productos de alta tecnología suponga el 14% del total, casi tres veces más que la cifra española. En este sentido, la industria alemana desarrolla y fabrica productos que son difíciles de copiar debido a la fuerte inversión en I+D+i que se hace desde las empresas, que ya aportan dos tercios de la inversión en innovación, lo que no ocurre en otros países. En el caso de Siemens, ha destinado este año más de 4.000 millones de euros y ha sido la empresa que más patentes ha registrado en Europa. 

Sin duda esta es otra de las grandes diferencias con respecto a economías como la española. En este sentido, mientras la inversión total en I+D+i en España apenas llega al 1,33% del PlB y al 2,03% en el total de la UE, en Alemania supone el 2,84%. Los dirigentes alemanes siempre han tenido muy claro que hay una correlación directa entre inversión en innovación y éxito comercial. En 2002, se decidió recortar las ayudas a la compra de viviendas y destinar parte de estos fondos a I+D+i, así como a incentivar la inversión por parte de las empresas. 

Además, en 2010 se anunció una inyección en el Instituto Max Planck de 250 millones (sobre un presupuesto de 1.600 millones) para los próximos cinco años con el objetivo de crear un sistema de investigación funcional que permita, al mismo tiempo, mejorar los productos ya existentes y favorecer innovaciones disruptivas. Estas medidas ya están dando sus resultados y cerca del 11% de las patentes mundiales nacen en laboratorios alemanes. 

La economía alemana no puede estudiarse sin hacer mención a sus pymes, que dan trabajo a más de 25 millones de personas y son las principales empleadoras del país. En 2002, se articularon las medidas necesarias para que un grupo de bancos públicos financiase estas compañías en condiciones preferentes y con tipos de interés más bajos, que en algunos casos fueron dos puntos inferiores a los del mercado. Estas empresas han creado una potente red de compañías especializadas en sectores -muchas veces se organizan en clusteres- como la industria auxiliar, la ingeniería mecánica, la nanotecnología o la biotecnología que son un complemento perfecto a la actividad de las grandes.
  

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Por otro lado, estas empresas son uno de los pilares sobre los que se basa el éxito del modelo de formación dual, al ser las que ofrecen un mayor número de plazas de aprendizaje a los jóvenes. Este sistema combina el aprendizaje teórico en la escuela con el práctico en las instalaciones de las empresas y a pesar de que cuenta con una larga tradición en Alemania, en 2002 se le dio un impulso especial para reducirlas tasas de paro de la zona Oriental, ya que duplicaban las del Oeste.
Además de estas medidas, el Gobierno alemán también apostó por facilitar el ingreso de menores de 25 años al mercado laboral A día de hoy, los resultados son elocuentes como demuestra que la tasa de paro juvenil en Alemania es el 8% y el índice de fracaso escolar es del 11,5%, frente al 55% y 26,5% de España, respectivamente. No obstante, los dirigentes alemanes se encuentran ante un gran problema: no pueden cubrir el número de plazas para perfiles técnicos. Se estima que para 2014 se necesitarán cubrir más de 14.000 puestos y los profesionales españoles se sitúan entre sus favoritos. Quizá para un joven español pasar varios años en contacto con la última tecnología y volver después a implantar lo aprendido puede ser una opción muy atractiva para ellos y nuestro país.

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