(Un texto de Carlos Salas en el suplemento económico de El
Mundo del 13 de septiembre de 2009. Seguimos haciendo arqueología de
hemeroteca, sí.)
«¿Cómo hemos llegado aquí?» Era el 18 de septiembre [de
2008]. Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más afamados del mundo, había
quebrado. Bank of America había comprado otro banco de inversión, Merrill Lynch,
para que no se hundiera. El Gobierno de EEUU había metido 85.000 millones en AIG,
la mayor aseguradora del país, para que no se hundiese.
Acompañado por Hank Paulson, el secretario del Tesoro, y Ben
Bernanke, presidente de la Reserva Federal, George Bush recibía noticias cada
vez más pavorosas. Las Bolsas de todo el mundo se hundían como barcos llenos de
agujeros. Entonces les miró a la cara y les preguntó: «¿Cómo hemos llegado aquí?».
(The New York Times).
[…] la caída de Lehman, el hecho que confirmó la catástrofe
financiera mundial. ¿Cómo diablos se llegó a ese punto? ¿Quiénes fueron los
culpables? ¿Cuándo se fraguó?
El premio Nobel de Economía Paul Krugman le echa la culpa a Reagan,
que cuando fue presidente de EEUU, en los 80, eliminó la necesidad de aportar una
cantidad inicial para pedir una hipoteca. Los americanos se endeudaron como locos,
claro. Il Sole 24 Ore, el mayor
periódico financiero italiano, lo achaca a Bush, que en un discurso en 2002 animó
a sus compatriotas a comprar casas porque «todo americano debía tener una casa».
El catedrático Santiago Niño Becerra dice que esto viene del siglo XIX y del
nacimiento del capitalismo (El crash del 2010).
El economista y catedrático Jesús Huerta de Soto echa la culpa a los bancos
centrales por no exigir a la banca comercial que por cada 100 euros depositados
haya una garantía de 100 euros.
Uno podría seguir sacando la baraja de opiniones sobre el
origen de la crisis y pasarse horas debatiéndolo. Lo único que sabemos es que
han caído muchos mitos económicos sobre el mercado, los bancos, las escuelas de
negocio... ¿Qué podemos aprender de ello?
1. ¿Debe ser el mercado completamente libre? No, porque si
no hay leyes y organismos reguladores, el sistema acaba devorado por su hambre
de ganar cada vez más dinero.
2. ¿Es malo
nacionalizar bancos? No, porque a veces hay que nacionalizarlos para proteger
a los clientes y al propio sistema. Incluso el ex presidente de la Reserva Federal,
Alan Greenspan, amante furibundo del libre mercado, reconoció a principios de año
que algunos bancos deberían ser nacionalizados para atajar los problemas.
3. ¿Hay que pensar en el accionista y darle valor? No, porque
eso significa pensar en el corto plazo y las empresas son organismos vivos
llenos de trabajadores, directivos y con clientes y productos. Hay que pensar en
ellos, en el largo plazo.
4. Si en mi oficina bancaria me aconsejan pedir créditos a
interés variable, ¿debo hacerles caso? No, porque los créditos se pagan a largo
plazo y en ese periodo hay muchas probabilidades de que suban los intereses y desequilibren
la economía familiar.
5. ¿Los fondos de inversión libre (hedge funds) dinamizan el mercado? No, porque no tienen patria ni escrupulos.
Entran y salen de empresas y países, y son capaces de desestabilizar el mercado.
6. ¿Los productos financieros sofisticados significan progreso?
No, porque llega un momento en que nadie los entiende. Y si vienen apalabrados por
un nombre exótico como Structured and enhanced
fund for optimized securities actúan como engañabobos.
7. ¿Los bancos centrales nunca se equivocan? No, porque se han
equivocado subiendo los tipos cuando había que bajarlos (el año pasado, por
ejemplo), y bajándolos escandalosamente cuando había que mantenerlos (a finales
de los 90 y principios de 2000).
8. ¿Los bonus estimulan
a los ejecutivos a gestionar mejor las empresas? No, porque los ejecutivos sólo
piensan en su compensación a corto plazo y descuidan los principios fundamentales
que deben guiar a una empresa a largo plazo.
9. ¿La Bolsa siempre descuenta por anticipado las crisis?
No, porque entre octubre y noviembre de 2007, cuando la crisis ya habla despegado,
las Bolsas mundiales marcaron récords de subidas a pesar de que la economía mundial
estaba en caída libre.
10. ¿Tenemos que fiarnos del Fondo Monetario Internacional? No,
porque muchos de sus técnicos se equivocaron. En 2008, hasta un economista del
MIT, que ahora está en el FMI, dijo: «El estado de la macroeconomía es bueno».
11. ¿Estamos formando correctamente en nuestras
universidades a la futura elite? No, porque los mejores estudiantes no quieren ser
empresarios, sino banqueros o brol?ers, y ganar mucho dinero en poco tiempo en
alguna de las grandes firmas de Bolsa o inversión. Los salarios que les ofrecen
son tan altos que todos acaban picando.
12. ¿Los grandes bancos de inversión hacen que tu fortuna sea
más grande? No, porque invirtieron en productos desconocidos de forma irresponsable
y evaporaron gran parte de la fortuna de sus clientes.
13. ¿Las sociedades de tasación evalúan de forma independiente
el valor de los pisos? No, porque muchas de ellas son propiedad de bancos y
cajas. Y para aumentar su negocio evaluaron por lo alto el precio de las
viviendas.
14. ¿Las agencias de rating
dan calificaciones fiables? No, porque sus criterios están amañados para agradar
a los clientes. De hecho, hace décadas no se permitían trabajar para los emisores
de deuda, sino que lo hacían para las personas o empresas que compraban esa
deuda.
15. ¿Las auditoras y sus informes son fiables? No, porque
desde hace muchos años venimos comprobando que sus informes son incompletos, que
están mediatizados por sus clientes y que no detectan las situaciones de crisis.
16. ¿La Securities and
Exchange Commission es un excelente guardián de la Bolsa? No, porque desde
hace 10 años recibió denuncias sobre un tipo llamado Bernard Madoff, pero no
hizo nada, y pudo evitar la mayor estafa de la historia.
Conclusión: si todos los puntos anteriores eran los pilares
de la economía mundial, una de dos: o cambiamos de pilares o cambiamos de
planeta.
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