(La columna de Pablo Rodríguez Suanzes en el suplemento
económico de El Mundo del 23 de noviembre de 2008)
En las últimas semanas, los piratas somalíes han vuelto a las
portadas de los periódicos por los continuos secuestros de embarcaciones extranjeras.
El penúltimo caso es el del Sirius Star, un petrolero saudí por el que piden un
rescate de nada menos que 25 millones de dólares. En la web de la lnternational Chamber of Commerce está disponible
el Live Piracy Map, un mapa
actualizado con las coordenadas de todos los ataques de piratas […] (www.icc-ccs.org).
Una de las victimas [en 2008] fue el atunero español Playa de Bakio, que fue capturado
[en abril de 2008] y retenido hasta que, presuntamente, el Gobierno español pagó.
Las consecuencias de los ataques para la economía son inmediatas.
El coste de los seguros de los navíos se ha multiplicado hasta por 10 (www.strategypage.com) y las empresas acaban
cargando los gastos en el precio final, como recoge Sebastien Berger en el
Telegraph. Y no sólo eso. Con las navidades a la vuelta de la esquina, los
piratas amenazan el abastecimiento de productos básicos. Es el caso, por ejemplo,
de las videoconsolas. Los fabricantes, temiendo más secuestros, prefieren rodear
África, con la consiguiente demora en las entregas. Lo avisa la Federación
Internacional de Trabajadores del Transporte, en un artículo de Stefano Ambrogi
para Reuters: ¿Sin Nintendo en Navidades?
(http://www.reuters.com).
¿Pagar o no pagar? El dilema que afrontan los propietarios
de los barcos no es sólo ético. Los secuestradores piden millones, pero el coste
de que hundan el barco con los cientos de miles de barriles de crudo es muchísimo
mayor. ¿Entonces, hay que pagar? El caso remite al famoso dilema del prisionero
y a la teoría de juegos (www.eumed.net/cursecon/juegos/index.htm). Si no pagan,
pueden perder un barco, pero si lo hacen pueden sufrir más secuestros. Además
del famoso John Nash, muchos economistas han ganado el Nobel en la última
década por aplicaciones de la teoría. Entre ellos, Thomas Schelling.
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