(Un artículo de Miguel A. Belloso en el suplemento económico
de El Mundo del 7 de diciembre de 2008. Lo triste es que sigue siendo válido)
Neo es un prefijo maldito
en la política y en la economía. La izquierda ha cosechado un enorme éxito al
respecto, hiriendo de muerte tal apósito, demostrando su pericia colosal en el
arte de la propaganda. Puso neo antes
que conservadurismo, y luego puso neo
antes que liberalismo, y después pasó a denostar las supuestas consecuencias nefastas
de ambos movimientos.
Lo cierto es que ambos dos, el conservadurismo y el liberalismo,
han demostrado ser grandes fuerzas motoras de la humanidad por la sencilla razón
de que honran la tradición y la Historia y creen firmemente en los individuos, que
son los únicos capaces de generar riqueza. Pero como esto es inaceptable para el
socialismo, siempre adicto al Gran Hermano o el Gobierno que todo lo vigila y lo
dirige -con la mejor intención del mundo-, la izquierda de después de la caída del
Muro de Berlín no ha perdido un minuto para reivindicarse y buscar los
resquicios para volver a expandirse.
De modo que, ante la dramática crisis internacional que nos
azota, ha patentado la idea de que la debacle ha sido el fruto lógico e
indiscutible del neoconservadurismo y del neoliberalismo. Esto es lo que repiten
todos los días [los dirigentes socialistas]. [Zapatero pensaba] que el futuro de
Europa pasa por el Estado del Bienestar y por las políticas sociales, y que hay
que empezar a olvidarse de la innovación financiera.
Y yo me pregunto: ¿pero cómo podrían existir hoy Microsoft o
Google sin la innovación financiera, que es la que ha generado los recursos necesarios
para respaldar a los aventureros que han conseguido mejorar tanto nuestro nivel
de vida? Pues no. Estas cosas son difíciles de aceptar y entender por los socialistas.
Ahora toca el intervencionismo masivo, al que me permito adherir el prefijo neo para ver si lo inunda de toda la
mierda que merece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario