(Un texto de Luis de Guindos en el suplemento económico de
El Mundo del 27 de septiembre de 2009)
Es bien conocido que el
dólar es la principal moneda de reserva del mundo. Esto significa que los
bancos centrales mantienen la mayoría de sus reservas en valores,
fundamentalmente de deuda pública, denominados en dólares. Las razones de la
preponderancia de la divisa americana radican en que Estados Unidos es la
primera economía del mundo y encarna la quintaesencia de la libertad de mercado.
Sin embargo, existe un motivo mucho más práctico: el mercado de deuda pública
americano es el más amplio y líquido que existe, lo cual le convierte en el más
conveniente desde el punto de vista de los bancos centrales. A su vez, se da un
cierto efecto red en la elección de
la moneda de reserva, de modo que a medida que se extiende la utilización de
una de ellas, en este caso el dólar, se incrementan las ventajas para los que
la poseen.
El dólar ha sido la
moneda de reserva mundial desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Durante los
tiempos de Bretton Woods, el greenback
mantenía una paridad fija con el oro, y el resto de divisas, a su vez, con el
dólar. Este sistema de tipos de cambio fijos otorgaba, en expresión de Charles
de Gaulle, «privilegios exorbitantes» a Estados Unidos, lo que resultaba un poco
exagerado. Desde un punto de vista teórico, las ventajas para EEUU de contar
con su moneda como principal divisa de reserva son dos: el denominado señoriaje, que surge como consecuencia de
la diferencia entre el valor facial del dólar y su coste de producción. Se
trata, no obstante, de un beneficio muy limitado, ya que el porcentaje de
reservas en moneda física es muy reducido, y la mayoría se coloca en valores de
renta fija que pagan un interés.
La segunda ventaja es
bastante más importante y proviene de la posibilidad de financiar el déficit
público y/o el exterior mediante activos denominados en la propia divisa, que
son aceptados, prácticamente sin límite, por los inversores internacionales. Además,
el que tu divisa sea la moneda de reserva genera una liquidez enorme para las emisiones
de deuda pública, lo que hace que se beneficien de una prima que reduce su tipo
de interés. Esta situación, sin embargo, también obliga a que Estados Unidos
tenga en consideración que cuenta con una clientela amplia y diversa de su
divisa y de su deuda pública, por lo que mantener la credibilidad de la
política económica americana resulta fundamental.
Durante años, la
principal causa de desconfianza respecto al dólar como moneda de reserva
provenía de la existencia de un amplio y persistente déficit externo -llegó a
superar el 6% del PIB- que ponía de manifiesto que el gasto de los americanos
excedía por mucho sus ingresos. Dicha diferencia era financiada por el resto
del mundo mediante la acumulación de activos denominados en dólares. Este
desequilibrio, que en última instancia indicaba que los americanos estaban viviendo
por encima de sus posibilidades, está en el origen de la crisis financiera que
hemos padecido los […] últimos años, y reflejaba el proceso de intenso
endeudamiento de las familias americanas.
La situación es ahora
diferente. Tras la importante corrección que hemos vivido del déficit externo
de EEUU en los últimos meses, la principal fuente de preocupación de los
tenedores de valores denominados en la moneda de EEUU proviene de la política
monetaria y fiscal puesta en marcha por las autoridades americanas y la
posibilidad de que se produzca una caída fuerte del valor del dólar. Principalmente,
este es el temor de las autoridades chinas, tal como ha insinuado el gobernador
de su banco central, que han venido acumulando grandes cantidades de dólares durante
los últimos años, como consecuencia de su enorme superávit comercial y de su
política de mantener una paridad fija entre el yuan y el dólar.
La combinación de un
déficit público por encima del 10%, más una política monetaria de tipos de
interés al cero, inyecciones enormes de liquidez y la expansión del balance de
la Reserva Federal por la adquisición directa de deuda pública y privada
determinan un marco que sólo puede llevar a una depreciación del dólar como
consecuencia del tsunami de dólares y de deuda pública americana que la misma
ha empezado a producir.
Además, dicha depreciación
se irá haciendo cada vez más intensa a medida que se vaya recuperando la
normalidad en los mercados financieros y se reduzca la aversión al riesgo que
hemos vivido en el último año, lo que favorecía la búsqueda de la seguridad que
proporciona el dólar.
Estos temores son los
que han llevado a que algunos hayan puesto en cuestión el papel del dólar como
moneda de reserva, proponiendo alternativas. La más evidente es sin duda el
euro. Sin embargo, la moneda única se encuentra con que el mercado de deuda pública
en euros, aún teniendo un tamaño similar al americano, está mucho más
fragmentado, lo que le hace mucho menos líquido. Además, especialmente en el
caso de la deuda pública alemana, sus vencimientos son a largo plazo, lo que dificulta
la colocación de las reservas por parte de los bancos centrales.
La otra alternativa
sería crear una moneda sintética que consistiera en una cesta de las ya
existentes, lo que permitiría distribuir los riesgos entre varias divisas. El
ejemplo más evidente son los denominados derechos especiales de giro (DEG) que
es una unidad de cuenta sintética del FMI definida en términos de cuatro
divisas: el dólar, el euro, el yen y la libra británica. Pero la conversión del
DEG en el principal activo de reserva internacional parece, cuando menos, poco realista
en las circunstancias actuales. ¿Quién decidiría la cantidad a emitir, o cómo dar
entrada a los DEG en los cinco billones de dólares de reservas oficiales
actualmente existentes, de los que un 60% están en dólares? Estas son
cuestiones de difícil diseño teórico y ejecución práctica.
Por todo ello,
probablemente, el dólar seguirá siendo la principal moneda de reserva durante
la próxima década. Y los más interesados que esto sea así son los países cuyos bancos
centrales cuentan actualmente con cofres rebosantes de activos denominados en
dólares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario