(Un artículo de Rafael Pampillón Olmedo en el suplemento
económico de El Mundo del 27 de septiembre de 2009. Pura arqueología económica)
El 14 de septiembre, The WaIl Street Journal (WSJ) publicó un
artículo en portada titulado Spain's Struggles
Illustrate Pitfalls of Europe's Common Currency (Los problemas de España ilustran
las dificultades de la zona euro) donde se ponla de manifiesto la baja
competitividad de la economía española, que se está agravando últimamente por la
fortaleza del euro frente al dólar. Esta pérdida de competitividad se manifiesta
en la pérdida de puestos en el ranking a tal efecto del World Economic Forum (del
22 del mundo al 33, en 10 años).
El artículo explica que un
país puede recuperar su competitividad mediante devaluaciones de su divisa o
innovación. Efectivamente, antes de su incorporación al euro, España devaluó la
peseta en varias ocasiones para salir de las crisis económicas. WSJ señala que
como España no tiene ahora moneda propia para devaluar, deberá ganar
competitividad a través de rebajas salariales y de precios respecto a sus socios
de la zona euro. Desgraciadamente, hay una fuerte resistencia a bajar precios y
salarios, por lo que España seguirá siendo muy poco competitiva. La otra opción
sería salirse del euro para poder devaluar.
Algunos han señalado que
de no haber estado en el euro, en 1999, la política monetaria hubiera seguido otros
derroteros y el Banco de España hubiera subido más los tipos de interés de lo que
lo ha hecho el BCE (que los ha mantenido muy bajos). Con tipos más altos el crecimiento
hubiera sido menor, pero quizá con una composición más equilibrada hubiera
habido una menor demanda interna (incluida la de viviendas) y más
exportaciones.
Es decir, con tipos de interés
más altos se reducir el gasto público y el elevado habrían producido intervencionismo
menores desequilibrios, una menor burbuja
inmobiliaria pero también, probablemente, un menor crecimiento económico y mucha
menos creación de empleo y menos inmigración. Esta fase baja del ciclo, que
ahora padecemos, sería mucho menos dura y con menos desempleados. El euro
explica, en parte, nuestros problemas actuales. Si esto es así ¿por qué es
mejor que España forme parte del euro?
Las ventajas de estar en
la moneda única son muchas y sobrepasan las que hubiéramos obtenido si no hubiéramos
pertenecido a la eurozona. ¿Por qué? 1º) gracias al euro nuestra credibilidad internacional
durante estos más de 10 años ha sido mayor y nuestros tipos de interés mucho
más bajos, lo que nos ha permitido crecer muy por encima de nuestros socios
europeos; el éxito económico español se debe al euro. 2°) Es muy probable que
fuera del euro la competitividad derivada de la depreciación de la peseta hubiera
perjudicado las exportaciones del resto de los países de la Unión Europea, lo
que pondría en peligro nuestras buenas relaciones dentro de la UE. 3°) Al
entrar en el euro se ha eliminado el riesgo del tipo de cambio, que ha
permitido una gran accesibilidad de las empresas españolas a la financiación
internacional lo que les ha facilitado su fuerte expansión en el exterior y la entrada
de capital extranjero. 4°) Fuera de la moneda común la inflación española sería
probablemente mucho mayor, y como consecuencia el tipo de cambio de la peseta
sufriría una enorme volatilidad con respecto a otras monedas, lo que generaría
bastante incertidumbre en las relaciones económicas de España con el resto del
mundo.
Y 5°) una reintroducción
de la peseta empeoraría la gestión de las finanzas públicas con aumentos en el déficit
presupuestario y la deuda pública. Esto dispararía el riesgo país, por lo que resultaría
mucho más caro obtener financiación en los mercados financieros internacionales.
En resumen, los costes de estar dentro del euro son muy inferiores a los de abandonarlo.
Desechada la posibilidad
de cambiar de divisa, y ante la imposibilidad de devaluarla, se puede aumentar también
la productividad mejorando las infraestructuras, los niveles educativos, el mercado
de trabajo y las tecnologías de la información y del conocimiento. También habría
que reducir el gasto público improductivo y el elevado intervencionismo de los entes
territoriales (creación de empresas públicas, control de las cajas de ahorros y
aumento de tasas y de trámites burocráticos que generan lentitud e incrementos en
los costes empresariales).
Con ello la confianza en
nuestros gobernantes mejoraría y, lo que es más importante, nos pondríamos en
camino para resolver los problemas que padece la economía española. De no
seguir este camino lo único que nos espera es una larga crisis económica como las
que han tenido Japón, Italia y Portugal, durante 10 años. Y entonces sí que habría
que hacer las reformas estructurales y soportar, durante muchos años, rebajas salariales
como las que propone WSJ, que nos permitan ganar competitividad y poder así
salir de la crisis.
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